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11 de enero de 2009

ELISA CARRIO: SENTADA COMO BUDA... HACE SEUDOPSICOLOGIA CON MIRAS A LA ROSADA...


PARTE 1: EL VERDADERO PROBLEMA DE ELISA... - 11 Ene




Entrevista con Elisa Carrió
"Tenemos que sacarnos el miedo a lo peor del PJ"


Sólo así, según la líder de la Coalición Cívica, el país "podrá ser una república"; además, pronostica que los Kirchner "terminarán mal, pero democráticamente", reclama "generosidad" a la oposición para poder unirse y habla de su retiro de la política, a los 60 años


Por Ricardo Carpena

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"La lucha me erotiza". Lo dice con naturalidad, paladeando las sílabas, como si no se diera cuenta de que esta frase, en boca de ella, Elisa Carrió, la mujer de las mil denuncias, sorprende mucho más que la cantidad de terribles acusaciones y de tremendos adjetivos que encontró durante la entrevista para referirse a los Kirchner, sus peores, o mejores, enemigos políticos.

Casi al final de la charla de casi dos horas con Enfoques, Carrió confiesa que su destino no es hacer política toda la vida y que sueña con retirarse a los 60 años y recluirse en Punta del Este ("mi lugar en el mundo"), pero que lo que hace ahora le gusta, la divierte, la emociona.

Y que cuando la atacan se pone contenta. De allí la frase: "La lucha me erotiza. Me encanta la adversidad. Me pone alegre. Me deprime el tedio". Y la repregunta obvia: ¿qué tiene de erótica la lucha política? "La lucha es muy romántica. Es como ser un gran mosquetero. En cambio, el aburrimiento, que todo sea normal, que no pase nada, es como un marido aburrido que lee el diario todo el día."

¿Cuál será el erotismo que brota en esa lucha argentina en la que sus protagonistas se tratan de corruptos, de locos, de incapaces, en la que se sacan los ojos, se hacen zancadillas y se pegan codazos, en la que escasean las caricias y sobran los sopapos?

Carrió, sentada como un Buda en el blanco sillón del departamento que alquila en la avenida Santa Fe y Paraná, sorprende con su confesión sobre el erotismo de la lucha, pero no se aparta un centímetro de su libreto tan poco sensual: dice que Néstor Kirchner ha llegado a su "fase dictatorial y de realización delictiva", lo trata de perverso, de jefe de una asociación ilícita, dice que va a terminar preso, lo compara con Ceaucescu, con Stroessner y con el Gordo Valor.

A Cristina no le va mucho mejor: afirma que ella no es el poder, la compara con el ex presidente José María Guido, la acusa de ser cómplice de un vaciamiento institucional, la califica de cuadro antes que de cuadro político, de fachada sin fondo, y sostiene que no ejerce su función de manera femenina sino con una concepción machista ("no se es mujer porque uno tenga una Louis Vuitton", ironiza).

Más allá de su batalla frontal contra el kirchnerismo, Carrió admite que quiere captar a los dirigentes "decentes" del peronismo y no a los del partido "corrupto e impune", mientras advierte: "Para tener una república tenemos que sacarnos el miedo al PJ".

La líder de la Coalición Cívica dice que se ha puesto más flexible y por eso justifica que ahora también busque aliados en la centroderecha: cree que hay que armar un frente opositor que se convierta en una alternativa de gobierno, conformada por dirigentes valiosos y decentes, sin importar su ideología.

En efecto, aunque admite que sus diferencias con Mauricio Macri "son insalvables", dice que no interesa si la gente es de izquierda o de derecha, que esas son categorías que "en el siglo XXI no sirven más", y pide que sus colegas opositores sean generosos para poder unirse: "Que nadie se rasgue las vestiduras porque la clase dirigente que denosta a Macri siempre se sentó en el comedor de Franco Macri a pedirle plata para la campaña, menos yo."

De todas formas, hace una distinción entre el PJ y los peronistas decentes, entre los cuales incluye a Carlos Reutemann, a quien cree que Kirchner y Duhalde necesitan para sostener su "pacto de impunidad".

Al mismo tiempo, Carrió asegura: "Acá no ha habido liberales. Yo soy una liberal, como Obama en los Estados Unidos. Porque ser un liberal en los Estados Unidos es ser un progresista en serio."

-Encontré ciertos matices en sus críticas. ¿Usted lo cuestiona más a Néstor Kirchner que a Cristina?

-En realidad, acá lo que estamos discutiendo es el poder en la Argentina. Ella no es el poder. Para compararlo con otra parte de la historia argentina, no tiene sentido hacerse cargo de [el ex presidente José María] Guido. Tiene sentido hacerse cargo de los militares. De modo tal que acá hay lo que tiene sentido, lo que corrompe y está destruyendo la Argentina es el modo y la práctica política del PJ de hace veintipico de años. No es sólo Kirchner, con el que se ha llegado a su fase dictatorial y de realización delictiva. Es una evolución: del sistema corrupto de coimas e impunidad de Menem-Duhalde se ha pasado a un sistema de organización delictiva.

-¿Por qué dictatorial?

-Porque [Néstor Kirchner] es un gobernante de hecho. En esto hay que ser rigurosos y no hay que tener miedo.

-Suena demasiado duro...

-Suena duro porque tampoco nadie le decía dictador a Ceaucescu. Se lo decían afuera, no adentro. Este es un gobierno de hecho. Hay una usurpación de poder. Porque en las democracias el poder le es delegado a quien es elegido por el pueblo. Ahora, si ese poder es ejercido por otro, vaciando el poder institucional, aun con la complicidad del poder institucional, estamos frente a un gobierno de hecho, nos guste o no. Guido también era la sucesión de Frondizi, pero mandaban los militares. En consecuencia, era una dictadura. Son comparaciones de estricto sentido técnico político. Es un gobernante de hecho con muchas características autoritarias. Lo más feroz de este autoritarismo tiene que ver con el apoderamiento del aparato económico de la Nación. Y esto sí hace a un autoritarismo mucho más fuerte que cualquier otro, semejante al régimen paraguayo de hace muchos años. Nadie le decía dictador a Stroessner. Y también estaban los liberales, la gente hablaba limitadamente, el aparato estatal estaba dominado. Nos estamos volviendo muy parecidos al Paraguay de Stroessner.

-¿Cuál es el papel de la Presidenta en este esquema? Por lo que usted dice, parece presa de su marido.

-La batalla que estamos librando es contra el poder. Casi no la registro. Tampoco la sociedad argentina la registra. Y creo que ella tampoco se registra.

-Usted compartió muchas horas con Cristina Kirchner en el Congreso. ¿Qué impresiones guarda de esa época?

-Ella siempre decía que era un cuadro político. Yo siempre pensé que era sólo un cuadro. Y no me equivoqué. En esto también la comunicación se ha vuelto tan mediocre en la Argentina que ha podido pensar que porque alguien esbozara la palabra "relato" era una intelectual. Gracias a Dios estuvo Beatriz Sarlo que dijo hablar de corrido no es hablar bien. No me gusta hablar mal de otras mujeres. En eso soy bastante feminista. Y me da una enorme pena.

-¿Nunca se puso en su lugar y pensó qué hubiera hecho usted ante determinadas situaciones?

-No, es imposible ponerse en ese lugar. Nunca lo estuve ni por vida ni por condición ni por nacimiento ni por marido ni por nada (se ríe). Aunque sea por condición femenina. Ella nunca se comportó como el resto de las mujeres. Nunca se definió como mujer. Una de mis mayores ventajas, y de mis mayores desventajas, es que en todo momento, haga política o no, soy una mujer. No se es mujer porque uno tenga una Louis Vuitton. Y a veces hay una concepción muy machista del poder ahí...

-¿La parece que lo ejerce de una forma masculina?

-El problema de las mujeres cuando tienen poder es querer ser hombres. Es querer ser el otro, entonces no sos el otro ni sos vos. Es bueno que no se pierda la concepción del poder que tiene la mujer, más circular, más ligado a la rayuela que al boxeo. Lo que hay que reivindicar de cara al siglo XXI es una cultura de menor confrontación y de mayor concepción. En la política argentina he visto muchas mujeres queriendo parecer hombres.

-¿Hay más corrupción ahora que durante el gobierno de Carlos Menem?

- Muchísima más porque son dos modelos distintos. El modelo de Menem es un modelo de extranjerizacion con coimas. Es la tradicional coima latinoamericana. En todo lo que fue obra pública fue del 7 o del 10 por ciento como coima latinoamericana, articulada a través de algunas empresas con giros al exterior. Es la corrupción tradicional, pero no más que eso. La prueba es que Menem, al final de su vida, ni los testaferros le encuentran. Y por eso tampoco había asociación ilicita porque, en realidad, no había un grupo organizado para delinquir en todas las áreas del Estado, con un jefe, con un solo centro de recaudación, con una sola dirección, con una caja única, e incluso con jerarquías dentro de la organización.

-¿Y ahora sí existen?

-En la etapa kirchnerista se apoderan del negocio. Quienes toman el Estado y el Gobierno, además, vacían las empresas, se adueñan a través de testaferros de las empresas quebradas o vaciadas, las toman para ellos, contratan con el Estado, ponen sobreprecios del 100 o 200 por ciento y ahí sacan dinero en negro, ponen facturación trucha, pero, además, queda toda la ganancia de la empresa, que también es de ellos. Esto lo han hecho en obra pública, mercado eléctrico, petróleo, pesca. Por eso se trata de una organización delictiva con caja única. Hasta [Julio] De Vido es un empleado. Acá el jefe, el que ordena, recibe, recauda, maneja, se llama Néstor Kirchner. No tengo ninguna duda. Todo el mundo lo sabe. Si no parece un escándalo que quieran que sean imputables los chicos de 12 años, por qué nos negamos a hacer imputables a los que roban el país. Cuando me dicen que tengo un exceso de lenguaje con lo del Gordo Valor, digo que no. Néstor Kirchner es mucho peor que el Gordo Valor. Porque en una sociedad con los problemas de inseguridad que tiene, el hecho de que las organizaciones delictivas ejerzan, además, los poderes institucionales, es un escándalo moral que no lo soportaría ningún país civilizado del mundo. Sólo se soporta acá por esta vieja tradición de corrupción, impunidad y mediocridad, y por ese miedo al PJ. Cada vez que tengo que decir algo de ellos pienso en el juicio final. En que está Dios y me pregunta a quién le tuve miedo. Si yo le tuviera que contestar que a De Vido, a Moreno, a Duhalde, a Kirchner, a Cristóbal López, a Lázaro Báez, entonces Dios me diría: "Vaya al infierno por imbécil". Sacarnos el miedo a lo peor del PJ es lo que nos falta para tener una república. Por eso aparece algún candidato y todo el mundo ya se asusta porque hemos vivido con ese miedo, que es el miedo a la prepotencia, a la soberbia, al negocio, a la mafia. Es el miedo que hay que perder para que eso desaparezca. No el miedo al peronismo, al pueblo peronista, sino a ese PJ corrupto impune que ha dominado la vida de la Nación por demasiados años.

-¿Cree que existe otro tipo de PJ?

-No, hay peronistas. Hay pueblo peronista y dirigentes peronistas que piensan y creen otra cosa, pero son dirigentes intermedios. Habrá alguno de mayor estatura, pero termina preso de eso. Es el problema de (Carlos) Reutemann. Es una buena persona, pero, preso de Kirchner, es mascarón de proa de la asociación ilícita. Es el viejo juego gatopartista que hace el peronismo para rearticularse. Porque Reutemann es el candidato que ven tanto el PJ como el oficialismo. Es candidato de Kirchner, de Duhalde, de los gobernadores...

-¿Y la oposición?

-Esto deja más claro el horizonte. Seguimos los que estamos y hay un lugar que se definirá con el tiempo que es el de [Julio] Cobos, pero ya no es tan necesario para el oficialismo ni para la oposición. Este año va a haber un avance cada vez más claro de la oposición, que tiene que mostrarse, además, como una alternativa de gobierno. Y hay que mostrar una unidad muy grande, avanzar sobre el pueblo peronista y sobre dirigentes peronistas intermedios, pero no para ganar una elección sino para evitar que vuelva la antinomia. Hay que lograr la unidad. Por eso me puse más flexible. Hay que conversar con los otros, hay que tener rasgos de generosidad. Me ha costado mucho, pero yo los he visto a todos. He visto votar plenos poderes, las complicidades del propio partido radical que amaba y al que pertenecí, los acuerdos del Gobierno con sectores del socialismo para boicotearme, he tenido que recorrer Santa Fe sin que [Hermes] Binner vaya a un acto por pedido del Gobierno...

-¿Por qué Binner se muestra tan duro con usted?

-Porque no se puede pedir una entrevista con De Vido y con Cristina Kirchner sin antes pegarme...

-¿Esa flexibilidad de la que hablaba la lleva a tratar de incorporar ahora a los macristas a su fuerza?

- Va a llegar un momento en la Argentina en que va a haber que diferenciar no ideologías sino conductas. Mis diferencias con [Mauricio] Macri son insalvables. Y no lo digo ahora. Lo dije el día que ganaba con el 60% de los votos. Diferencias personales y políticas, de gestión y de historia. Que nadie se rasgue las vestiduras porque la clase dirigente que denosta a Macri siempre se sentó en el comedor de Franco Macri a pedirle plata para la campaña, menos yo. ¿Todo el PJ es igual porque el presidente del PJ es Néstor Kirchner? No. ¿Puedo decir que diputados de Pro son idénticos a Macri? No, son valiosas personas, y va a haber un momento en el que se va a entender este juego que estamos haciendo con enorme prolijidad y en el que queremos rescatar las personas valiosas de todos los partidos. No hay que lograr un frente opositor que piense igual sino que tienda a iguales conductas. Cuando hoy un periodista me dijo: "Pero Carrió, ¿pone a alguien de derecha?" Sííí (se entusiasma), mientras sea decente.

-¿El verdadero corte que prefiere hoy la sociedad es ése? ¿No las ideologías sino la decencia v. la corrupción?

-Claro, el menemismo gobernó con el liberalismo y fue corrupto. El kirchnerismo supuestamente gobernó por la izquierda y se robó el país. Las categorías del robo, del uso del otro, del clientelismo político, no pasan por la ideología. Pasan por las conductas. Me parece que a los medios de comunicación les faltan categorías analíticas para pensar lo que está pasando. Dicen: la oposición se tiene que unir. No, se tiene que unir el pueblo argentino a través de determinados principios y ser expresado en una corriente plural. Si no, es un rejuntado, vuelve a ser la Alianza.

-Acerca de esa posibilidad de captar gente decente de la centroderecha... .

-(Interrumpe) No sé si la gente es de derecha o izquierda. Esas categorías, en el siglo XXI, no sirven más. Acá no ha habido liberales. Yo soy una liberal, pero hay una percepción del liberalismo como algo conservador.

Obama es liberal. Ser un liberal en los Estados Unidos es ser un progresista en serio. Nadie puede decir que no es liberal si cree en la república, en la libertad, en la igualdad, en la dignidad humana. ¿Socialdemócratas? ¿Qué partido socialdemócrata hay en la Argentina si la socialdemocracia europea está ligada al nacimiento del sindicalismo? Acá hubo peronismo, no socialdemocracia. Soy una liberal en el sentido de que creo en la libertad de todos, pero no creo que todo esté librado a la fuerza de los hombres sino que la función del Estado es garantizar que la competencia sea legítima y que el mérito impere, y no que razones de herencia, de privilegio, hagan que algunos lleguemos a todo y que el pobre de la villa termine en la cárcel, porque eso es una injusticia.

-¿No la preocupa que la acusen de haber girado hacia la derecha?

-No me preocupa nada... Nunca me pudieron decir cuándo voté mal. En 14 años de vida política no pudieron encontrar un voto en la Cámara de Diputados que te diga "Carrió convalidó". Analicemos el voto. Analicen la propuesta electoral de la Coalición Cívica. Todo lo demás, por qué tengo este color de piel, si soy pirucha o no soy pirucha (se ríe), todas las otras categorías son frívolas y relativas. Tengo un pensamiento del siglo XXI, en el mejor sentido de la palabra. La condición humana, el carácter de la libertad, la justicia social, la opción por los pobres, las categorías liminares de la humanidad no han pasado por las ideologías. Y las ideologías han sido armazones demenciales en nombre de las cuales se ha matado demasiada gente.

-¿Se considera progresista?

-Principista progresista. Porque la idea de progreso es eso. Ideas fundacionales. En realidad, soy una liberal cristiana en el mejor sentido de la palabra. Pero, ¿qué es el progreso? Ser progresista acá es esa cosa light tipo [Aníbal] Ibarra.

-Los Kirchner dicen que son progresistas...

-No, no, "el" progreso... Me acuerdo de un abuelo mío que decía que era progresista. Había fundado la junta nacional de algodón, tenía cabañas con caballos árabes en el Chaco, fundaba los consorcios camineros, abría las escuelas. Eso es ser progresista. Fundar, hacer, crecer, habilitar. ¿Qué es ser progresista? ¿Darles planes sociales a las villas? ¿O hacer de las villas barrios de clase media con las mejores escuelas y darles dignidad, educación, y hacer un país de una gran clase media? Estoy harta de los que pobrean a los pobres. Los pobres quieren ser de clase media. Y muchos de izquierda y de derecha quieren que sigan siendo pobres para mantener el poder. Un alto funcionario de Menem me dio la definición perfecta: "Hicimos un gran negocio en el conurbano bonaerense. Construimos una fábrica de pobres para mantener el poder en la Argentina. Y fue exitoso."

-Si el kirchnerismo realmente no es progresista, ¿cómo explica que haya una corriente de intelectuales "progre" que apoyen al Gobierno?

-No sé si ha habido intelectuales en los últimos cincuenta años. La categoría intelectual en la Argentina tiene que ser repensada. He sido profesora titular desde los 26 años y no creo ser una intelectual. Yo viajaba a Brasil a los seminarios en la década del ochenta y me daba cuenta de que en Brasil había intelectuales. La diferencia era tan grande. En el esquema, en la originalidad, en el pensamiento. Y venía a los congresos acá y sólo se medían por el orden del traje, por los homenajes, por la cuestión curricular.

En cambio, en la primera mitad del siglo sí hubo grandes intelectuales. Para saber qué se pensaba en la Argentina, hay que volver a textos anteriores a los años 60. José Luis de Imaz y algo del orden conservador como Natalio Botana. Después no he podido leer nada. Antes, podías estar de acuerdo o en desacuerdo, pero estaban Alejandro Korn, Eduardo Mallea, Ezequiel Martínez Estrada, Forja... Y creo que hay un problema con los setenta. No se quiere repensar desde un punto crítico a los setenta. O se lo piensa desde la derecha, desde el orden, desde el "tuvimos que reprimir porque era la amenaza comunista", o se lo piensa desde el sector de la militancia de esa época, que dice "fuimos héroes" sin hacer la más mínima autocrítica ni de la violencia ni de lo que mataron. Sin autocrítica no hay intelectualidad. Por eso la generación menor a los 40 años está harta de nosotros. Está harta de una generación que no repensó, que no autocriticó, que no dejó pensar al resto.

-Algunos consideran que usted no podría ser una buena presidenta porque no tuvo un cargo ejecutivo...

- En realidad, para gestionar se necesita conocimiento, ser un generalista, estar intelectualmente preparado y tener decisión y valentía politicas. Yo conocí por dentro la Justicia. En la universidad fui consejera superior. Conocí la burocracia del Estado porque soy especialista en derecho administrativo. Gestioné el nacimiento de un partido sin recursos, algo más difícil que gestionar en el Estado. Obama no ha tenido gestión. Frondizi fue un gran legislador. Sarmiento no había tenido gestión. Los grandes presidentes argentinos no tuvieron una gestión anterior y los peores, sí...

-Usted hablaba antes del miedo al PJ. ¿Cómo se supera ese miedo y esa sensación de que sólo el peronismo puede gobernar un país como el nuestro?

-Con los liderazgos. Yo les redoblo la apuesta. Sin nada, caminando por la calle, en ojotas, y diciéndoles manga de ladrones. Porque cuando la gente le perdió el miedo al otro y ama la verdad, esos liderazgos le hacen perder el miedo a la sociedad. Por eso le pido a la dirigencia opositora que no se victimice porque así se acrecienta el miedo. El pueblo es la víctima.

Ustedes vieron que a mí me hacen de todo. Lo de "pirucha" [ N. de la R.: se lo dijo el ministro de Justicia, Aníbal Fernández] es un hallazgo divino. Esos agravios me encantan. Pero cuando los dirigentes empiezan a quejarse porque los maltratan, desconocen que estamos frente a una disputa de poder en serio. Para que el pueblo no tenga miedo y deje de votarlos no hay que victimizarse.

Cuando la gente ve que yo les puedo decir cualquier cosa y ando caminando por la calle como cualquier hijo de vecino, también vos enseñás que cuando se les pierde el miedo, los otros se vuelven muy chiquititos. Nuestros hijos merecen vivir en otro país. Si no, ¿qué viene? ¿La barbarie? ¿Nos van a gobernar los nietitos de [Hugo] Moyano?

- ¿Por qué le cuesta tanto al Gobierno sentarse a negociar con el campo?

-Primero porque tiene una concepción muy resentida. Ese resentimiento social tiende a ver en todo campo un oligarca.

-¿Aun después del conflicto que dejó malherido al Gobierno?

-Sí, después es la venganza. Kirchner, que es un perverso, tuvo una idea ese jueves a la madrugada [ N. de la R.: luego del voto de Julio Cobos en el Senado] que era decir "voy a ser víctima de un golpe, que ellos banquen la recesión y el desastre que viene y después volvemos nosotros". Era el golpe contra su mujer. Esa noche, Kirchner fue el único golpista claro en la Argentina.

Y la venganza es porque le quitaron el poder. Acá hay que redefinir el término oligarquía, que es muy preciso: es un grupo de personas que dominan por el dinero. El campo en la Argentina no es una élite por dinero, sino que es el sector más democratizado. Por eso no lo puede controlar Moreno. Es el sector más dinámico, más competitivo, la verdadera burguesía nacional argentina. Y la élite degradada por el dinero que controla el poder son los que se robaron la Argentina en los últimos 25 años. Ellos son la oligarquía. Moyano quizá sea una de las expresiones oligárquicas más impresionantes de la Argentina contemporánea. Kirchner es la oligarquía. Electroingeniería es la oligarquía. Ezkenazi es la oligarquía. Son los que controlan el poder, controlan el dinero en un determinado momento histórico y que, además, no tienen ningún tipo de rasgo espiritual que se les conozca.

-Si es una política de revancha, no hay acuerdo posible...

-No. Quieren quedarse con los campos. ¿Cuál es la política de los Kirchner? Pisa el precio en un sector. Por ejemplo, congela las tarifas, obliga a vender, compran sus amigos y ahí levanta las tarifas. Vamos a la política hacia el campo: aplica altas retenciones, cierra las exportaciones, pisa en consecuencia el precio de la tierra, dicta la ley de blanqueo y compra la tierra. Pisa para tener poder. Es la ley de El avaro , de Molière. Después van a bajar las retenciones y subir las commodities , y cuando vayamos a ver quiénes son los dueños de los campos, vamos a ver que son de la oligarquía. Es decir, de ellos.

De hecho es lo que hicieron en El Calafate: compraron la tierra a dos pesos y después la expropiaron a cuánto más. No es una estrategia sólo de resentimiento arbitrario, es "piso y compro". Y con la ley de blanqueo de capitales toman, además, lo que odian que son los pools de soja. Ahí va a venir el dinero... Los gobernadores y sus testaferros tienen los campos y después tienen los pools. Hay dos activos muy valiosos para el mundo que viene por su situación geopolítica: la tierra y el agua. Ellos vienen por la tierra.

Por eso les estoy diciendo a todos en el campo que no vendan, que aguanten que este proceso termine y que, cuando sea presidenta, nosotros liberamos y van a tener la tierra, van a ser dueños de su producto, van a poder exportar, crecer, y los hijos de la tierra van a poder vivir en los pueblos. Hay que aguantar porque están demoliendo la esperanza para quedarse.

-¿Cómo imagina el fin del kirchnerismo? ¿O no terminará?

-Esto termina muy mal. Como los autoritarismos importantes. Muy mal, pero democráticamente. Como tiene que terminar. Veo el país hacia adelante. El zanjón ya lo pasamos. Lo más terrible fue este diciembre con la ley de lavado, con el saqueo de las cajas de jubilaciones. Lo que pasó en los últimos meses fue tremendo. Un país con un aislamiento internacional, sospechoso de lavado, que saquea las cuentas jubilatorias para terminar dándole el auto al hijo de un funcionario, que promueve heladeras sin promover alimentos para poner adentro de la heladera.

-Si fuera cierto ese diagnóstico, ¿por qué la gente no reacciona?

-Porque está bien que la gente todavía no reaccione. Porque cuando reacciona debe hacerlo sin violencia y por la vía democrática. La violencia nos hace regresar al pasado. Hay que evitar que la bronca nos gane. Que la impotencia y la desesperanza nos sirva para repensar la Argentina del futuro y no para votar una foto, sino votar un futuro en serio. Si ellos gobiernan, algo de nosotros está en ellos. Mallea fue muy claro: somos una fachada sin fondo. Cristina es eso, es la mejor expresión simbólica de una fachada sin fondo. Es Mallea. Es la Argentina. Entonces no se soluciona porque no esté Cristina. Porque el gran riesgo es votar otra foto. A la Argentina le gustan las fotos. Votó a De la Rúa, a Menem, a Kirchner, que eran unas fotos. Cobos es una foto. Cuánto más desconocido...

Al país le gustan las fotos porque le gusta aquello que es light , que no lo compromete demasiado. Cuando me preguntan si voy a ser presidenta, digo: "No sé, a mí me tocó la lucha". No sé si la gente va a premiar la lucha o va a votar una foto. Es posible que cometa otra vez el error de votar fotos para darse cuenta, a los seis meses, que detrás de la foto no había nada o que detrás de la foto había algo peor. Esto es Kirchner. La sociedad argentina no sabía quién era tres meses antes de votar. Lo votó. Siguió comprándose la foto. Y nunca quiso ver lo que había atrás. Y cuando vio, vio todo. Y era horrible y no sabe qué hacer con eso que votó, que llegó al 80% de legitimidad.

-¿Qué piensa de Graciela Ocaña, en medio de rumores de renuncia porque Kirchner pensaría en desplazarla?

-Me da pena. La quiero mucho. Hay algunas personas que creen que se puede formar parte de sistemas corruptos y, en realidad, uno tiende a legitimarlos. Nunca hay que aceptar un cargo cuando sabés que son corruptos, y ella lo sabía. Uno igual la quiere. Se puede rescatar para el futuro de la Argentina.

-Kirchner siempre le achaca que no se sabe de qué vive y critica sus viajes a Punta del Este. ¿Cómo se mantiene?

-En realidad, tenía un estudio muy grande y ganaba tres veces lo que gana un diputado por mes, en promedio, y está mi declaración jurada en Internet. Era abogada y cuando fui diputada cancelé mi matrícula. Cuando dejé de ser legisladora, en 2003, todavía había cobrado ese año un juicio por unos 200.000 pesos, con lo cual pude vivir esos dos años. después, me quedé sin nada.

Tenía dos alternativas: o volvía a la profesión y dejaba la política, porque no me parecía ético, o me quedaba en la política y, como trabajo de la mañana a la noche para otros, encontrábamos un modo de evitar que, como el año pasado, no tuviera cien pesos para comprarles cohetes a los chicos en Navidad. Así que hay un esquema de donaciones y un sueldo de diputada que me paga la Coalición Cívica. La donación me sirve para pagar el alquiler y yo vivo sin nada porque no tengo nada, pero no puedo vivir en la indignidad.

-¿Y su relación con Punta del Este?

-Forma parte de la tradición de toda mi vida. Ahí crié a mis hijos. Iba cuando tenía 18 o 19 años. Ahí fui feliz. Es mi lugar en el mundo. Eso no lo voy a abandonar jamás. ¿Qué tiene de malo? Lo malo es robar.

Ha habido siempre un gran prejuicio, pero me río de la centroizquierda que veranea escondida en Punta, aunque cree que está en Fuerte Apache y vive en la Recoleta. El color que toma mi piel es natural y el lugar donde veraneo es un problema como el del campo. Es de resentimiento. Me quieren ver destruida, y la verdad es que estoy espléndida.

Salvo la celulitis, en todo lo demás estoy muy bien. Sigo siendo la que fui siempre. Pero mi destino no es hacer política toda la vida. Sueño con el retiro a los 60 años. Siempre me gustaron mis amigas, el campo, veranear, siempre me gustó la moda, todo ese mundo y, además, era una intelectual, enseñaba en la facultad.

Pero no tengo la concepción de darle importancia al dinero. Eso lo tengo de mi viejo. Contra eso, los tipos no pueden... A mí lo que me puede tentar es un choripán en la Costanera. Ese olor me mata, soy capaz de entregar la vida, el ARI... (risas). A ellos ese tipo de razonamientos no les entra. La guita, el éxito, el poder, es su seguridad... Para ellos, estoy rematadamente loca, y es así (se ríe con ganas).

© LA NACION


Mano a mano
Cumplió religiosamente su ritual. Se sentó en su sillón favorito de su departamento (donde vivió Lolita Torres, según destaca), dejó de fumar sólo para las fotos y habló casi sin parar. Las preguntas parecieron apenas disparadores de largos pensamientos que enhebra con oficio. A veces me costó intercalar alguna pregunta. No me pareció "pirucha", aunque sí segura de que tanto el rol que cumple en la política argentina como el personaje que construyó exigen frases de alto impacto, acusaciones estridentes, para llamar la atención y para despabilar, según su criterio, a quienes están presos de los viejos esquemas de poder, aun sin saberlo. Refutó las principales críticas de sus contrincantes sin alterarse, y hasta aprovechándose de esos argumentos para afirmarse en sus posturas. Es una hábil oradora y lo demostró durante la entrevista.

Evitó las predicciones apocalípticas, las alusiones bíblicas, y algunas frases que le hacen perder credibilidad. Sobre el final de la charla, más distendida, admitió lo que nadie admite en público: que no sabe usar una computadora, cambiar una lamparita ni hacer un café. ¿Será 2011 el escenario de su revancha? Ella cree que sí, pero, por las dudas, y en un concepto polémico, le reprocha a la sociedad argentina que casi siempre votó una foto.

Tres razones para escucharla
Condición
Lidera una fuerza que salió segunda en las últimas elecciones presidenciales y que, más allá de las etiquetas partidarias, puede crecer asociada con sus denuncias, con sus propuestas alternativas y con dirigentes de prestigio.

Sin matices
Entre acusaciones de que se volvió loca y de que viró hacia la derecha, mantiene un discurso coherente y homogéneo, sobre todo basado en denuncias, aunque descuida su vinculación con la generación de propuestas y de planes.

Flexibilidad
Considerada una persona dura, muestra una política de apertura hacia su partido de origen, la UCR, e incluso hacia dirigentes de centroderecha, en una estrategia que podría fortalecer sus posibilidades en 2011.

En clave personal
Lugar. "Me encanta estar en la cama. Es mi lugar en el mundo y ahí soy feliz. Allí convoco. En la provincia es así. Llegan las amigas y entonces todo el mundo se reúne en la cama, se sirve el té, se comenta de todo. Además, rezo, hago meditación y puedo estar cuatro horas pensando, a solas. Paso mucho tiempo sola. Es lo que más amo en la vida. Voy a misa todos los días. Me voy a la mañana al Pilar, me siento en el Santísimo, me tomo un cafecito..."

Familiar. "Nosotros (por quienes la rodean en la Coalición Cívica) somos como una familia. Acá no hay grupos, operadores. Atiendo en mi casa. Están los chicos. La política no se puede hacer sin afecto."

Música y lecturas. "Escucho mucho fado portugués. La cantante Amalia Rodrigues. La pongo como mantra. Yo leí muchísimo en mi vida. Y desde hace cuatro años estoy releyendo mucho. Aunque me trajeron La mujer justa, de Sandor Marai, que me dijeron que es muy bueno. Pero también releí Shakespeare, Chesterton, el Ulises, todo Borges. Si quiero placer, vuelvo a la poesía de Borges. Ahí está el adjetivo perfecto. No escribo nada mío. Ni un diario íntimo. Vivo, no más."

Bailes y fiestas. "No sé bailar, pero bailo y canto. Hago todo lo que no sé hacer. Me gustan las fiestas. de hecho, armo fiestas permanentemente. En el último congreso de ARI, mi métier era quiénes iban a venir a cantar. Nací en una familia que hizo fiestas toda su vida. Fiesta en el almuerzo, en la cena, en el campo, en los cumpleaños, en los velorios. El velorio de mi papá fue un éxito (se ríe): hasta le cantamos el Carrero cachapecero cuando lo enterramos. Con arpa y todo."

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1088666&pid=5668834&toi=6268

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