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23 de septiembre de 2009

CRISTINA FERNÁNDEZ, EN LA 64ª ASAMBLEA GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS





fotos, videos y discurso




VER NOTAS NACIONALES: 1-Un almuerzo en la mesa de Obama -
2-La Argentina, fuera de la agenda del mundo Joaquín Morales Solá Para LA NACION - 23.09.2009
3-Cara a cara con Barack Obama
4-
Cristina Kirchner se reunirá hoy con la canciller alemana Angela Merkel
5-Luego de almorzar con Obama y Berlusconi, Cristina se prepara para hablar ante la Asamblea de la ONU



VIDEOS
Cristina Kirchner en la 64° Asamblea General de las ONU
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http://www.youtube.com/watch?v=WAV65Gu9ev0

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http://www.youtube.com/watch?v=rkxAvqJ7Ruo


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http://www.youtube.com/watch?v=Ori2lXoUw9I





678 - CRISTINA EN LA ONU 20090923


http://www.youtube.com/watch?v=3xi5ROXCZDY

DISCURSO

Palabras de la Presidenta de la Naciòn 64 Asamblea ONU, Nueva York
miércoles, 23 de septiembre de 2009
PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN CRISTINA FERNÁNDEZ, EN LA 64ª ASAMBLEA GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS, EN NUEVA YORK, ESTADOS UNIDOS.

Señor presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas; señoras y señores presidentes; señoras y señores jefes de delegación: debo confesarles que cuando llegué a esta ciudad para participar en esta Honorable Asamblea tenía pensado iniciar mi intervención con una fuerte apelación a la necesidad de reconstruir el multilateralismo y la cooperación como los dos instrumentos básicos para poder superar lo que hoy constituye, sin lugar a dudas, el tema central en la discusión global, que es la superación de la crisis social y económica. Pero algunos hechos que sucedieron, entre el día lunes y martes, hacen que mi intervención comience contándoles que en Tegucigalpa, República de Honduras, la Embajada de mi país, la República Argentina, hace casi dos días que le han cortado la luz. Y por cierto no es por no haber pagado la cuenta, sino que obedece a razones más graves: al lado de la Embajada de Argentina existe un canal de televisión que transmitiría las noticias de la llegada del Presidente Zelaya a Honduras, de la represión, de las marchas a favor de la restitución democrática y esta ha sido una de las causas. Hemos tenido, en todo caso, más suerte que la embajada de la hermana República de Brasil, a la cual en las primeras horas no solamente la cortaron la luz, sino que también el agua por albergar al presidente constitucional Manuel Zelaya.

Debo decirles, como latinoamericana, que ni en Chile durante la dictadura del general Pinochet, ni en Argentina durante la dictadura de general Jorge Rafael Videla, tal vez las dos dictaduras más cruentas de la América latina hubo un comportamiento similar con embajadas que activamente trabajaban en el asilo de los refugiados. Digo esto porque es imprescindible que tomemos conciencia que si no construimos y diseñamos una estrategia multilateral fuerte, precisa que haga retornar la democracia a Honduras, que ponga en ejercicio efectivo el respeto a los derechos humanos, que asegure que haya elecciones libres y democráticas que solamente se pueden hacer en el marco del respeto a la Constitución estaremos sentando un severo precedente en una región que durante décadas y durante la vigencia de la Doctrina de Seguridad Nacional sufrió interrupciones democráticas, que sesgaron la vida de miles y miles de latinoamericanos, causaron el exilio de otros y provocaron la tragedia social y económica más grave de que se tenga memoria en la región.

Por eso yo apelo, y lo hago porque he participado activamente, desde la Organización de Estados Americanos (OEA) acompañando también al anterior presidente de esta Asamblea, al Padre Miguel D'Escoto a El Salvador para poder realizar una tarea precisamente de salvaguarda de lo que a mi criterio constituyen dos valores básicos que ha logrado construir nuestra región y que son la democracia y la vigencia de los derechos humanos.

Y se me ocurre entonces que multilateralismo significaría también entender que debemos fijar reglas comunes y generales, en este mundo global, que deberán ser aceptadas por todos los países. Porque, en este caso, estamos ante un golpe cívico mediático que ha sido cuidadosamente disimulado o minimizado porque en realidad tiene un sesgo que no hace a lo que ha sido el advenimiento de los gobiernos populares y progresista en la región.

Y creo entonces que definir multilateralismo va a exigir por parte de todos nosotros acciones y reglas concretas para que todos, absolutamente todos tengamos los mismos parámetros a la hora de juzgar conductas y situaciones institucionales.

Ayer también participé del Encuentro Climático, propuesto por el secretario Ban Ki-Moon, de modo tal de poder acercar posiciones en torno a la reunión de Copenhague, que ya está sobre nosotros en 70 días más. Hace 15 años que se sancionó la Convención de este organismo, en materia de riesgo climático y cuidado del medio ambiente, que luego generó el Tratado de Kyoto, precisamente para poder comenzar a hacer respetar aquellas obligaciones a las que estaban sometidas las naciones. A 15 años ni lo uno, ni lo otro ha podido concluir satisfactoriamente. Y ello es fundamentalmente porque, tal vez, las naciones con mayor responsabilidad, en materia de contaminación y emisión de gases y por lo tanto tambièn las que debieran tener la mayor responsabilidad, a la hora de mitigar estas emisiones, tanto en términos de inversión en sus propios países como inversión en los países en vías de desarrollo, tampoco llegan a un acuerdo.

Y me parece a mí, y lo planteaba ayer en un encuentro que manteníamos, la necesidad de entender que la única posibilidad de abordar con éxito la globalización va a ser precisamente fijar reglas comunes que sean respetadas por todas las naciones, por las desarrolladas y también por aquellas que estamos en vías de desarrollo.

Es insoslayable en este marco señalar la situación de nuestro país, la República Argentina, en donde aún tenemos un enclave colonial: nuestras Islas Malvinas que aún sigue sin poder abordarse el tratamiento de la cuestión de soberanía, tal cual lo ha proclamado esta misma Asamblea en numerosas resoluciones, junto al Reino Unido.

Recién, hace muy poco tiempo, hemos podido acordar, a través de un gesto humanitario que estábamos demandando, que los familiares que tienen a sus muertos enterrados en las islas, allá en el Sur, pudieran viajar en avión para poder inaugurar el cenotafio, donde se brinda un homenaje a la memoria de los que combatieron luchando por la Patria.

Todas estas menciones hacen ver la necesidad clara de concebir, entonces, al multilateralismo no solamente como una suerte de declaración retórica que cada año se hace en ámbitos como este o en otros ámbitos multilaterales, sino en efectivos resultados porque si no cada vez va a ser más complicado, y como vemos son cada vez más los problemas sin soluciones ni respuestas. Porque en definitiva el multilateralismo que venimos proclamando irrenunciablemente, desde el año 2003, no se lleva a cabo.

No puedo tampoco dejar de mencionar por ser mi país, junto a los Estados Unidos, los únicos dos países que sufrieron un atentado del terrorismo global, del terrorismo internacional; el primero, en 1992, en la Embajada de Israel; el segundo en la AMIA, cientos de personas murieron como resultados de estos atentados. Me acompañan en esta Asamblea, hoy, el titular de la AMIA, la entidad que fue volada, y familiares que también lo acompañan. En el año 2007, el entonces presidente Kirchner, pidió aquí, a esta Asamblea, a la República Islámica del Irán que accediera a la extradición de funcionarios de ese país que la Justicia argentina reclamaba para poder investigar acabadamente y deslindar responsabilidades en materia de este grave atentado.

El año pasado, aquí mismo, yo volví a solicitar a las autoridades de la República Islámica de Irán que accedieran a este pedido, que en mi país regían garantías constitucionales, que el principio de que nadie es culpable, hasta tanto sea demostrado con sentencia firme es una realidad que se da a lo largo y a lo ancho de mi país, que hay garantías de libertad, de justicia, de administración de justicia. Sin embargo, nada de esto ocurrió, sino que este año precisamente uno de los funcionarios, cuya extradición era solicitada por el fiscal que interviene en la causa, fue ascendido al grado de ministro.

Yo sé que tal vez dentro de cuatro, cinco o quince oradores, haga uso de la palabra el señor Presidente de la República Islámica del Irán. Seguramente, volverá, tal vez, a negar tragedias históricas que Occidente ha sufrido durante el siglo XX; seguramente invocará la amenaza de otros imperialismos y seguramente también invocará a Dios.

Yo quiero decirle que mi país, la República Argentina, no es ni por historia ni por convicción un país imperialista. Es un país que, al contrario, ha sufrido en su origen el rigor colonial y también sufrió, durante el mundo bipolar, la Doctrina de la Seguridad Nacional.

Quiero decirle que yo también como él creo en Dios, tal vez en credos diferentes, pero que, en definitiva, creo que ninguno de los dos creemos que Dios pueda obligarnos a proferir amenazas o a no cumplir con la Justicia.

Por eso, humildemente, como Presidenta de la República Argentina, voy a volver a reiterar una vez más ese pedido de lograr que los funcionarios a los cuales la Justicia argentina les asigna responsabilidades, puedan ser extraditados, no para ser condenados, sino para ser juzgados y para poder hacer uso de todos los derechos y garantías que tienen todos los ciudadanos argentinos y extranjeros en nuestro país, garantías que da la democracia y, además, un Gobierno que ha hecho de la defensa irrestricta de los derechos humanos su ADN institucional e histórico.

Yo no quiero terminar sin referirme a tres hechos que considero muy positivos y que quiero compartirlos con ustedes en el día de hoy.

El primero sucedió hace muy poco tiempo en mi país, el 9 de septiembre, cuando la República Argentina fue visitada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, su presidenta y la presidenta de la Corte. Treinta años después de la primera visita de esa Corte durante la dictadura que fue, precisamente, a investigar los crímenes que se estaban cometiendo y a tomarle denuncia a los ciudadanos argentinos, entre ellos a nuestro Canciller que hoy me acompaña y que en ese momento estaba preso como su padre, para poder dar testimonio de las graves violaciones que en ese momento se vivían durante la dictadura.

Treinta años después, esos hombres que integraban aquella Comisión con estas mujeres que hoy conforman la Comisión, vinieron a una Argentina donde los criminales, genocidas de la dictadura están siendo juzgados de acuerdo con la Constitución y por los jueces de la Constitución.

Arribamos también a un acuerdo con la Corte Interamericana para enviar al Congreso, cosa que ya he hecho, un proyecto de ley para eliminar el delito de calumnias e injurias sobre los periodistas. Un homenaje a la libertad de prensa, a la libertad de expresión pero, fundamentalmente, creo que debe ser entendido a todos los ciudadanos. Repugna que en el siglo XXI alguien pueda ser condenado a prisión por decir algo y expresarlo libremente.

También hemos llegado al acuerdo para enviar sendos proyectos de leyes, que ya hemos hecho, para contribuir a la recuperación de los niños nacidos en cautiverio durante la dictadura con normas que aseguren el respeto a ellos que han sido víctimas pero también el derecho colectivo de la sociedad a conocer la identidad.

La segunda cuestión que quiero compartir con ustedes, es que he escuchado hoy al Presidente de los Estado Unidos hablar sobre un tema que es crucial en la seguridad y en la paz mundial, también en los derechos del pueblo palestino y también pieza clave en una estrategia contra el terrorismo internacional que una vez condenamos como siempre lo hemos hecho.

Realmente satisface, es una caricia al alma escuchar en boca del Presidente de los Estados Unidos de América la necesidad de que el pueblo palestino viva en su territorio sin ningún tipo de asentamientos y también el derecho, obviamente, de los ciudadanos de Israel de vivir en paz dentro de su frontera.

Pero las expresiones del señor Presidente, como así también el mensaje que oportunamente diera en la Universidad de El Cairo y que seguramente muchos de ustedes habrán seguido con interés, nos coloca en una situación que tal vez hace muchos años no teníamos y que era la posibilidad de abordar, espero que con éxito, negociaciones entre la Autoridad Palestina y el Gobierno de Israel para reencausar, finalmente, este tema clave en la seguridad y paz mundial que es la cuestión Palestina.

Finalmente, quiero decirles que, como miembro del G-20, que se reúne mañana en Pittsburgh, también solicitamos la presencia de otro organismo multilateral para ser escuchado en estas reuniones, la presencia de la Organización Internacional del Trabajo.

En las dos reuniones que mantuvo el G-20, se habló mucho del problema financiero, pero nosotros sosteníamos y sostenemos que una de las claves es volver a hablar sobre la economía real y por eso creímos oportuno que trabajadores y empresarios, como verdaderos actores de la economía real y como verdaderos instrumentos para poder reactivar la economía, deben ser escuchados también en esos ámbitos junto a las autoridades de los organismos multilaterales de crédito o del Banco Mundial.

Sinceramente estamos convencidos que es necesario construir una nueva multilateralidad en la que realmente todos estemos en igualdad de condiciones, donde el manual del curso a seguir y de las obligaciones y de los derechos, sea igual para los países ricos que para los países pobres, que también sean iguales los derechos y responsabilidades que tienen las naciones en desarrollo y las que también tienen las que están en vías de desarrollo.

Concebimos entonces esta necesidad de reglas de juego parejas para todo el mundo como una de las condiciones básicas en tener éxito en la construcción de la multilateralidad.

Si no logramos esto, continuaremos con ejercicios de retórica año a año, pero tal vez sin lograr los resultados que ya no constituyen un derecho sino una obligación por parte de todos los que integramos este Cuerpo.

Por eso y para terminar: democracia, vigencia de los derechos humanos, reglas similares para todos los países del mundo, son las tres claves para construir una nueva multilateralidad y que estas tres exigencias sean iguales y parejas para todos, pero, sobre todo, para aquellos que por acción propia y por desarrollo social y económico, lideran los grandes países desarrollados del mundo.

Es obvio que quien más responsabilidad tiene, quien mayor liderazgo ha conseguido construir a partir de poderío militar, tecnológico, económico y también tal vez cultural, tiene también la obligación de ejercer esos liderazgos en forma responsable.

Esto es lo que desde los países en vías de desarrollo emergentes, sentimos y demandamos hacia las grandes naciones del mundo en cuanto a la necesidad y responsabilidad de construir ese mundo que, seguramente, todos repetimos en nuestros discursos, pero que es necesario construir todos los días en nuestras decisiones y en nuestras acciones concretas.

Muchas gracias y buenas tardes. (APLAUSOS)

http://www.casarosada.gov.ar/index.php?option=com_content&task=view&id=6407

http://www.casarosada.gov.ar/index.php?option=com_content&task=view&id=6406&Itemid=66
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relacionadas:

3-CRISTINA EN LA ONU

4-
KIRCHNER EN LA ONU - SOBRE LOS ATENTADOS SUFRIDOS EN LA ARGENTINA





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Jueves, 24 de septiembre de 2009


EL PAIS › CFK HABLO CON EL PRESIDENTE DE EE.UU. SOBRE HONDURAS Y ARGENTINA
Cara a cara con Barack Obama


En el almuerzo de los presidentes que abrieron la Asamblea de la ONU, Cristina Fernández le planteó a Obama la necesidad de que Zelaya sea restituido y pidió la intervención de Estados Unidos. Obama dijo que ya hizo “todo lo que podía hacer”.



Por Fernando Cibeira

Desde Nueva York

Barack Obama le preguntó ayer a Cristina Kirchner su visión de la situación que se vive en Honduras. “Es imprescindible que Zelaya sea restituido. De lo contrario, se va a convocar a una elección cuyo resultado muchos países de la región no van a reconocer y la situación se va a volver muy compleja”, le respondió la Presidenta. Obama y Cristina Kirchner compartieron ayer la mesa principal en el almuerzo que ofreció el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, a los jefes de Estado que participaron de la apertura de la Asamblea General. Mientras los comensales que los acompañaban seguían el diálogo en silencio, Cristina Kirchner le dijo que por su liderazgo en el continente Estados Unidos tenía un papel que jugar en la crisis hondureña. Obama replicó con su queja favorita: “Antes criticaban a Estados Unidos porque intervenía, ahora le piden que intervenga”. “Bueno, pero criticábamos una determinada injerencia”, explicó la Presidenta.

La mesa del secretario general de la ONU estuvo concurrida. También se ubicaron allí el primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi; el presidente de China, Hu Jintao; el de Rusia, Dimitri Medvedev; la de Finlandia, Tarja Halonen, además de los de Corea, Austria, Polonia, Ghana y Qatar. Como corresponde a las estrellas, Obama fue el último en llegar. Ingresó al salón junto a su secretaria de Estado, Hillary Clinton. Se acercó a la mesa y fue saludando a cada uno; a Cristina Kirchner le dio un beso.

Hasta ese momento, la Presidenta había estado hablando con Berlusconi, quien le comentaba el éxito que había tenido en solucionar los problemas ocasionados por el terremoto en abril pasado, en L’Aquila. De ahí pasaron al tema económico. Berlusconi se quejaba de lo difícil que era ponerse de acuerdo entre los 26 países que conforman la Unión Europea. Cristina Kirchner, que sabe de los inconvenientes que se vienen planteando entre los 12 miembros de la Unasur, le dijo que podía entenderlo. “Tenemos una desocupación del 7 por ciento, es la más baja de Europa junto con Austria”, se jactó Il Cavaliere, mientras le hacía gestos al presidente austríaco, Heinz Fischer, para que se acercara a corroborar el dato. Según le comentó Berlusconi a la Presidenta, como para que no creyera lo que se anda diciendo por ahí, la última encuesta le dio un 64,8 por ciento de popularidad en su país.

Antes de sentarse, Cristina Kirchner también mantuvo un breve contacto con la presidenta de Finlandia. “Sé que tenemos algunos problemas, pero estoy interesada en conocerla. Tenemos que conversar”, le dijo Tarja Halonen. La referencia era, obviamente, a la pastera Botnia. La cara de Halonen se volvió conocida por los carteles que los ambientalistas llevaban en sus protestas frente a la embajada finlandesa en Buenos Aires. Pero Cristina la saludó afectuosamente. “Tenemos un problema con la papelera, pero no con Finlandia”, le explicó luego a un integrante de su comitiva.

Obama se pasó buena parte del almuerzo hablando con el presidente polaco, Lech Kaczynski. Aliado incondicional de la Casa Blanca, Kaczynski quedó dolido por la decisión de Obama de desactivar el proyecto de Bush de emplazar un escudo antimisiles en su país.

Luego, el norteamericano fue hablando un poco con cada uno. A Cristina Kirchner le comenzó preguntando por la situación del país. La Presidenta le respondió que estaba bien y repitió el relato de sus últimos discursos: que el superávit se mantiene y que la crisis se siente pero que el país terminará el año creciendo.

Pasado ese capítulo, fue que le preguntó por Honduras y la Presidenta le dio detalles sobre la gravedad de la situación, que incluía el corte de la electricidad en el edificio de la embajada argentina en Tegucigalpa. “Tenemos que seguir trabajando en los organismos para que haya una salida multilateral”, concluyó Obama. Pero Cristina Kirchner consideró entonces que la salida multilateral era correcta, pero que Estados Unidos debía jugar un rol importante considerando su liderazgo. “Estados Unidos ya ha hecho todo lo que podía hacer”, le dijo Obama, es de suponer que en referencia a las sanciones que le fue aplicando al gobierno de facto de Honduras, incluyendo la cancelación de la visa del presidente Roberto Micheletti. “¿Usted piensa que yo tuve algo que ver en ese golpe de Estado?”, le preguntó el jefe de la Casa Blanca.

Según comentaba una fuente de la delegación argentina que conversó con la Presidenta, el ida y vuelta era seguido en silencio por los otros presidentes, que en ese momento suspendieron los diálogos que mantenían.

“No hay ningún presidente de la región que piense que Barack Obama tiene algo que ver con el golpe en Honduras”, le aseguró CFK. Aunque le dio a entender que se sabía de políticos estadounidenses –que nada tienen que ver con el actual gobierno– vinculados con la derecha anticastrista que estuvieron en Honduras antes de la asonada contra Manuel Zelaya. Obama concluyó la conversación con una frase elogiosa. “Me interesa conocer su opinión sobre esta cuestión porque usted tiene liderazgo en la región”, le dijo a la Presidenta. “Yo le digo estas cosas porque es lo que está pasando y es lo que sinceramente pienso”, cerró ella.

Cristina Kirchner y Obama volverán a coincidir a partir de hoy en la cumbre del G-20 en Pittsburgh, donde esta noche compartirán la cena que el norteamericano ofrecerá a los jefes de Estado participantes. Ayer, Obama cerró el almuerzo levantando su copa: “Gracias a todos por estar en Nueva York”.


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CRITICA DIGITAL

El país / Edición Impresa
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dijo que sólo estados unidos y la argentina tuvieron ataques
Cristina reinventa la crónica terrorista
En la ONU, obvió las decenas de hechos en todo el mundo. Volvió a reclamar que el gobierno iraní facilite la extradición de los ex funcionarios acusados por el caso AMIA. Y ordenó el retiro de la delegación durante el discurso de Mahmud Ahmadineyad.


Impasible. El presidente de Irán no se inmutó por los reclamos de Cristina Kirchner a su gobierno por el caso AMIA.
El gobierno argentino repitió, por tercer año consecutivo ante la Asamblea General de la ONU, el reclamo de que Irán colabore en la investigación sobre el ataque a la sede de la AMIA y facilite la extradición de ex funcionarios de ese país. Pero en su afán por resaltar el impacto, Cristina Kirchner afirmó que los Estados Unidos y la Argentina son “son los únicos dos países que sufrieron un atentado del terrorismo global, del terrorismo internacional”, al aludir a los casos ocurridos en Buenos Aires y el 11-S. Un recorte extremo que obvió, por ejemplo, el atentado en Bombay, en noviembre del año pasado, que provocó 190 muertos; los casi dos centenares de víctimas de Atocha, en marzo de 2004, o las explosiones en la red de subtes de Londres en julio de 2005, como ejemplos de una lista extensa de las acciones de organizaciones extremistas.

“Mi país, junto a los Estados Unidos, (son) los únicos dos países que sufrieron un atentado del terrorismo global, del terrorismo internacional”, introdujo la jefa de Estado argentino en su discurso improvisado, del cual no leyó ni una sola línea. Sin reparar en la enormidad de sus dichos, pasó a reiterar el reclamo al presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, para que “los funcionarios a los cuales la justicia argentina les asigna responsabilidades puedan ser extraditados” a Buenos Aires. En noviembre de 2006, el juez federal Rodolfo Canicoba Corral pidió la captura internacional del ex agregado cultural de la embajada iraní en Buenos Aires, Moshen Rabbani; del ex tercer secretario de esa sede diplomática Reza Ashgari, y del ex ministro de Seguridad Ali Fallahijan, entre otros, acusados de haber actuado en la “planificación, financiamiento y ejecución del atentado” a la AMIA.

“Humildemente, como Presidenta de la República Argentina, voy a volver a reiterar una vez más ese pedido”, señaló Cristina Kirchner y cuestionó, además, sin mencionarlo, el nombramiento de Ahmad Vahidi como ministro de Defensa de Irán. “El año pasado yo volví a solicitar a las autoridades de la República Islámica de Irán que accedieran a este pedido, que en mi país regían garantías constitucionales. Nada de esto ocurrió, sino que este año, precisamente, uno de los funcionarios, cuya extradición era solicitada por el fiscal que interviene en la causa, fue ascendido”, planteó.

La primera oportunidad en que se planteó ese reclamo ante la Asamblea de la ONU fue en septiembre de 2007, en el último discurso de Néstor Kirchner como presidente, quien le dejaría a su esposa la continuidad del reclamo para avanzar en la investigación. El discurso de la presidenta argentina fue seguido, igual que el año pasado, por las autoridades de la AMIA, a quienes Cristina mencionó expresamente en su discurso. Y acompañó las palabras con otro gesto: ordenó el retiro de la delegación argentina del recinto de sesiones en el turno del presidente de Irán.

Con Obama, mesa compartida

No se produjo una reunión bilateral, pero por lo menos compartieron la mesa. A Cristina Kirchner le tocó sentarse junto al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y al primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi. Entre ellos se interpusieron los mandatarios de Ghana, Turquía, Haití y Qatar, entre otros, en el almuerzo protocolar de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Según la agencia DyN, Obama consultó a la Presidenta sobre la economía del país y recibió como respuesta: “En 2010 crecerá más”.

OPINIÓN

Asesinando la memoria
Bernardo Kliksberg (Profesor Honorario de la Universidad de Buenos Aires. Premio a la Trayectoria Ciudadana de la Secretaría de Culto de la Argentina)

Auschwitz es el mayor cementerio del mundo. Yacen allí 1.500.000 personas asesinadas por los nazis. En el documental Shoah, de Claude Lanzmann, Suchonel, supervisor de las SS en Treblinka, se queja porque “Treblinka sólo procesaba de 12.000 a 15.000 judíos a diario; teníamos que pasar media noche dedicados a ello, se los mataba con gas de escape”. “Auschwitz era una fábrica de muerte, Treblinka una línea primitiva”.

Para los nazis se debía matar primero a los niños judíos, así se suprimían los posibles testigos. Mataron a un millón y medio. En el cementerio de Tarnov, en Polonia, hay una lápida que dice: “Yacen aquí 800 pequeñas cabezas destrozadas de niños judíos asesinados cruelmente el 11 de junio de 1942”.

Para el presidente iraní, Mahmoud Ahmadineyad, no hay nadie bajo Auschwitz, Suchonel no vio lo que vio, los niños de Tarnov no existieron. Acaba de reiterar que el Holocausto “es una mentira”.

Frank-Walter Steinmeier, ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, el país que perpetró el Holocausto, le contesto: “Usted es una desgracia para su país”. La Unión Europea condenó sus declaraciones que “fomentan el antisemitismo y el odio”.

En su discurso en El Cairo, Barack Obama denunció: “Los judíos fueron reducidos a la esclavitud, torturados, baleados y asesinados. Seis millones de judíos fueron aniquilados. Negarlo es infundado, ignorante y odioso”, dijo.

Ahmadineyad es el héroe de los racistas del Ku Klux Klan, de los grupos neonazis europeos, de los grupúsculos neonazis latinoamericanos.

Tiene motivos para su prédica. Los datos socioeconómicos iraníes son muy negativos. Siendo una de las mayores potencias petroleras del planeta, Irán ocupa sin embargo el puesto número 94 en Desarrollo Humano, según el último índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas. Irán tiene un 18% de analfabetos, un 11,5% de desocupación abierta, enormes brechas en salud pública y servicios básicos. La discriminación de género es agudísima. Los hombres pueden divorciarse cuando quieren y tienen la custodia de los niños. Pueden prohibir a sus esposas trabajar fuera del hogar. El testimonio de una mujer en la Corte vale la mitad que el de un hombre. En el Código Penal se halla la pena de muerte a pedradas para las mujeres que cometan adulterio.

El descontento social se expresó en las últimas elecciones, denunciadas como fraudulentas por los opositores, y en las tan valientes marchas de protesta, a pesar de la durísima represión. El régimen redobló los encarcelamientos, las torturas, y anuncia que se expurgará de las universidades la enseñanza de las ciencias sociales, por subversivas, porque promueven “las dudas y la incertidumbre”.

Ahmadineyad optó por adjudicar las culpas a un “enemigo externo”, un viejo truco. Incita al antisemitismo, niega el Holocausto, que ha condenado todo el género humano, y clama por la destrucción del Estado de Israel, de quien ha dicho “no durará mucho. Su vida ha llegado al fin”.

Hay preguntas inquietantes: ¿Cómo este régimen, que asesinó en la calle, ante la mirada del mundo, a Neda Agha-Soltan, de 16 años, que usa fuerzas de choque para eliminar a los estudiantes, dirigentes sindicales, intelectuales, opositores, que está “purgando” las universidades, puede tener la solidaridad de sectores que se autocalifican de progresistas en la Argentina y América Latina?

¿Cómo alguien que designó ministro de Defensa a uno de los principales acusados por la justicia argentina por la masacre de la AMIA, con pedido de captura de Interpol, puede ser defendido? ¿Cómo el héroe de la ultraderecha mundial puede ser un referente para ellos?

Todos aquellos que creen en los derechos humanos, en la democracia, en la construcción de sociedades justas y en la paz deben alzar su voz para que Ahmadineyad y el régimen que representa no prosigan con sus amenazas de cometer un genocidio contra Israel y no asesinen de nuevo a los 6 millones de judíos, suprimiendo su memoria.
http://www.criticadigital.com/impresa/index.php?secc=nota&nid=31269

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