Denuncian que Ciro James fue espía en una interna de la familia Macri
3 notas, sobre escuchas de familia, y el espia en boca
El país
EL ESCÁNDALO LLEGA A LA MESA DEL JEFE DE GOBIERNO
Denuncian que Ciro James fue espía en una interna de la familia Macri
Un cuñado de Mauricio declaró ante Oyarbide y confesó que le pincharon el teléfono con la misma operatoria que usa el detenido por escuchas ilegales de causa AMIA. Apuntó a Franco y Mauricio, quienes se oponían a su matrimonio.
19:05 |
05.11.2009
El escándalo de las escuchas ilegales llegó a la familia Macri. Un cuñado de Mauricio apuntó contra él y su padre, Franco Macri, por la intervención de su teléfono. (Télam)
El escándalo de las escuchas ilegales protagonizado por el espía Ciro Gerardo James explotó en el corazón de la familia Macri. Un cuñado del jefe de Gobierno, Mauricio Macri, denunció haber sufrido en 2008 la intervención de su teléfono en medio de una disputa familiar bajo la misma operatoria que el ex policía vinculado a Jorge “Fino” Palacios utilizó para las pinchaduras por la causa AMIA.
Néstor Daniel Leonardo es el marido de Sandra Cristina Macri, hermana del jefe de Gobierno. Según declaró este jueves ante el juez federal Norberto Oyarbide, fue víctima de la pinchadura de su teléfono por una decisión acordada entre Franco Macri y su hijo. A ellos atribuye la violación a sus líneas por oponerse al matrimonio con Sandra.
Oyarbide llegó a dar con Leonardo siguiendo el modus operandi de James. Lo que hizo fue solicitar a la SIDE los detalles de las escuchas pedidas desde los dos cuestionados juzgados de Misiones cuyos casetes retiraba en Buenos Aires el propio Ciro, abogado experto en pinchaduras que apareció como contratado en el Ministerio de Educación de la Ciudad y como aspirante a la Policía Metropolitana.
De ese listado de teléfonos intervenidos por órdenes llegadas de Misiones y operados por James se dio con Leonardo. En su declaración expuso que la situación ocurrió durante el año pasado, cuando Franco Macri lo presionaba para que se divorcie de su hija.
Ante la negativa, siempre según lo declaración testimonial ante el juez, el jefe de la familia Macri comenzó a tomar acciones contra la pareja de Leonardo y su hija Sandra. Por caso, el cuñado de Mauricio contó que Franco Macri dejó de pasarle a su hija lo correspondiente por las ganancias de Socma.
La denuncia es un golpe duro al mandatario comunal. Su estrategia para desligarse del escándalo de las "pinchaduras" fue adjudicarle la aparición de James en el gobierno porteño a la Policía Federal, camino que conducía directamente al gobierno kirchnerista. Pero la entrada en escena de esta declaración podría transformarse en un revés político incalculable.
Ante el fracaso de una iniciativa anterior, apenas trascendida esta novedad en el caso, el ex jefe de Gobierno Aníbal Ibarra anticipó que insistirá con la creación de una comisión investigadora en la Legislatura porque “ya no se trata de oficialismo y oposición, sino que se trata de no mirar para el costado frente a una trama de escuchas ilegales que involucrarían a altos funcionarios del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires”.
http://www.criticadigital.com/index.php?secc=nota&nid=32405
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asociadas.
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Viernes, 6 de noviembre de 2009
EL PAIS › NESTOR LEONARDO, EL MARIDO DE SANDRA, UNA DE LAS HERMANAS DE MAURICIO MACRI, VICTIMA DEL ESPIONAJE DE JAMES
“Macri quiere que desaparezca de la familia”
El juez Oyarbide le tomó declaración ayer como testigo al esposo de Sandra Macri porque su teléfono estaba pinchado. Leonardo reveló las amenazas que sufría de la familia Macri y apuntó al jefe de Gobierno porteño y a su padre, Franco.
Por Irina Hauser y
Raúl Kollmann
Néstor Daniel Leonardo es cuñado del jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri. Tiene 49 años, trabaja de parapsicólogo y está casado desde hace cinco años con Sandra Macri. El juez federal Norberto Oyarbide comprobó que tuvo su celular pinchado ilegalmente entre mayo y junio de 2008. La orden para intervenir su teléfono la dio un juzgado de Misiones a través de una causa armada y las cintas con sus conversaciones las retiraba de la SIDE el policía-abogado-espía Ciro James –hombre del riñón del ex jefe de la Policía Metropolitana Jorge “Fino” Palacios–, quien a los pocos días de iniciada esta escucha fue contratado en el Ministerio de Educación porteño. “Creo, sin posibilidad de error, que el Sr. Franco Macri habrá hablado con Mauricio Macri a los efectos de que violaran mi intimidad por medio de la pinchadura de teléfono. Tanto Mauricio como Franco tienen interés en que yo desaparezca de la familia”, afirmó al dar su testimonio en el juzgado. Leonardo contó que su suegro le ofreció dinero para separarse de su hija y lo amenazó en varias oportunidades. Lo acusó también de perjudicar económicamente a su mujer.
Leonardo, un hombre rubión con barba candado, llegó con cara de susto al juzgado.
–Quédese tranquilo, usted no está imputado de nada –le dijo Oyarbide, y lo invitó a tomar asiento. Junto a su secretario Gustavo Ru-sso, le explicaron que en medio de la investigación sobre las operaciones de espionaje de Ciro James, que sigue preso, habían detectado la intervención a su celular. “No conozco Misiones”, acotó Leonardo. Luego le señalaron el período en que sus conversaciones fueron escuchadas. El parapsicólogo, que también se presentó como enfermero, arqueó las cejas y dijo que el período coincidía con una serie de episodios en que Franco Macri le ofreció dinero primero a través de su abogado y luego cara a cara para que pusiera fin al matrimonio con su hija Sandra.
Allegados a la investigación repararon en otra coincidencia, siguiendo la secuencia del trámite de la escucha: el pedido de intervención telefónica por parte de la policía misionera es del 2 de mayo de 2008; seis días después el juzgado ordena efectivizarla; la conexión para grabar los diálogos se inicia el 23 de mayo y el día 30 James firma el contrato para trabajar en el Ministerio de Educación del gobierno porteño en un cargo de supuesto asesor legal en el que nunca hizo un dictamen o informe por escrito y cuyas tareas ningún funcionario supo o quiso explicar. Pese a desempeñarse en esa repartición, James nunca dejó su puesto de auxiliar de inteligencia de la Policía Federal, hasta agosto último, cuando pidió la baja porque estaba por ingresar a la Policía Metropolitana, gestiones mediante de su mentor, el Jorge “Fino” Palacios.
La vinculación con Palacios llamó la atención en el juzgado desde un comienzo, puesto que la primera escucha denunciada y comprobada fue la que le hicieron a Sergio Burstein, dirigente de familiares de las víctimas del atentado a la AMIA, férreo impulsor del desplazamiento del Fino de la jefatura de la nueva policía porteña, donde Macri intentó sostenerlo a toda costa hasta que decidió ceder a fines de agosto. Burstein recibió en su casa un llamado anónimo advirtiéndole que lo estaba escuchando Palacios. La escucha fue en agosto y septiembre, cuando era inminente el procesamiento del comisario retirado por encubrimiento en la investigación del ataque terrorista. Hoy Palacios es uno de los principales sospechosos de estar detrás del espionaje, más todavía desde que la Justicia verificó que en los últimos tres meses habló 150 veces, usando un teléfono de su agencia de seguridad, con el espía James.
Cuando comenzaron a tomarle testimonio, Leonardo sentenció: “Atribuyo la pinchadura del teléfono a la relación que tengo con la familia Macri, por medio de mi esposa, Sandra Cristina Macri, que desde el inicio de nuestra relación el padre, Franco Macri, se opuso y quiso no sólo comprar mi disolución matrimonial, sino además me amenazó en reiteradas oportunidades, así como también lo hizo con mi abogado personal, el Dr. Luis Eduardo Conde”. Luego apuntó al jefe de Gobierno porteño como quien se habría encargado de que se consumara el espionaje. “Tanto Mauricio Macri como Franco Macri tienen interés en que yo desaparezca de la familia”, agregó después.
Fuentes cercanas al jefe de Gobierno porteño calificaron la versión como un “verdadero disparate”. “Mauricio tiene una excelente relación con su cuñado, la tiene
toda la familia”, le dijeron a Página/12. “Es más, Mauricio es con el que mejor se lleva de los hermanos. Hoy (por ayer) hablaron por teléfono y él (Leonardo) le dijo que de ninguna manera tuvo la intención de involucrarlo”, insistieron los voceros porque “todo es una campaña armada contra Macri para impedir que la Policía Metropolitana salga a la calle”.
Culebrón
En una declaración que le tomó un buen tramo de la mañana el cuñado de Macri contó unos cuantos pormenores del culebrón familiar. Después del primer ofrecimiento de plata para que se divorciara y dado que esa ruptura no ocurrió, dijo, a Sandra le retiraron “el pago de dividendos que cobra como accionista de la empresa Socma en donde detenta el 20 por ciento de las acciones como así también los intereses por fideicomisos que tenía fuera del país”. Detalló que ella tenía un “patrimonio de 18 millones de pesos” en la empresa familiar y por una rectificación presentada ante la AFIP por “los contadores de Socma aproximadamente en mayo de 2008 su patrimonio” se redujo a “entre cinco y siete millones de pesos”. Su teoría es que hubo maniobras destinadas a “insolventar a mi esposa”, sostuvo.
En cuanto a las amenazas, el parapsicólogo –que también ofrece servicios de sanación– dijo que algunas le llegaron a través del jefe de la custodia de Franco Macri, Richard Ford, quien le dijo a su abogado –siempre según su relato– que si no se despegaba de Sandra se iba a “tener que atener a las consecuencias”. Sobre Ford, a quien identificó como jefe de seguridad de toda la familia, informó que “tendría los medios logísticos suficientes para realizar escuchas, seguimiento de personas, fotografías y filmaciones” y recordó que es amigo de William Godoy, el delegado del FBI en la Argentina que también tiene buenas relaciones con Palacios.
Por la misma época –mediados de 2008– relató que en una oportunidad en que su esposa estuvo internada en el Hospital Italiano Franco Macri lo llamó apenas llegó de un viaje a las tres de la madrugada, para verlo a la mañana siguiente. “Me ofreció un café y pensé que me iba a hablar de su hija. En ese momento se para y me dice: ¿vos sabés a qué viniste? Y le digo, sí, a hablar de Sandra y me manifiesta: No, esto es así, alejate de mi hija y vos sabés que económicamente necesitás. ¿Cuánto querés?”, contó. “También me refirió que a la larga esto iba a terminar mal, que lo tomé como una amenaza, golpeando la mesa violentamente. Lo único que le contesté era que el amor no se compra y que no sabía que él se manejaba de esa manera”, dijo en su testimonio.
Cuando le preguntaron qué amenazas llevó a los tribunales, precisó que hizo una denuncia penal en Morón por llamados telefónicos donde le decían “tomátelas de al lado de Sandra porque te vamos a hacer boleta”, algo que dijo que se repitió en 2003, 2007 y 2008. También denunció un secuestro en 2007, cuando llevaba el pago de 18 mil pesos para los empleados de seguridad de la quinta de su suegro en la que “una de las propiedades es de mi mujer”, aclaró.
Siete víctimas
Néstor Daniel es la séptima víctima detectada en la causa sobre el espionaje que instruye el juez Norberto Oyarbide. Después de la denuncia de Burstein, los investigadores advirtieron que también fueron espiados algunos desde 2007 en adelante –cada quien en distintos momentos– el empresario televisivo Carlos Avila, su yerno Federico Infante, que tiene un cargo gerencial en el canal Torneos y Competencias, dos gerentes de supermercados Coto y el abogado Francisco Castex del influyente estudio de Alfredo Iribarren. A todos ellos en el marco de la misma causa por un asesinato en Misiones se los espió con la falsa excusa. El juzgado está en vías de identificar otros teléfonos que habrían sido intervenidos.
La mayoría de los espiados, el cuñado de Macri inclusive, ya pidió ser querellante en la causa. Los investigadores intentan indagar qué razones había en cada escucha y quién pudo haber encomendado el trabajo. A Avila, todo indicaría que lo espiaban a raíz de una negociación que había iniciado con Julio Grondona en 2007 para la creación de un canal de fútbol, que no prosperó. Se barajaba que la AFA rompiera el contrato con TyC, algo que ocurrió ahora. Avila ya no estaba en TyC, pero se presume que querían chequear si conservaba a alguien suyo, lo que explicaría la pinchadura a su yerno. El abogado Castex se presentó ayer en el juzgado y dijo que no tenía demasiadas hipótesis. Sólo señaló dos grandes temas en los que intervino el estudio al que pertenece: el caso donde representan a Cablevisión, que entre sus derivaciones tuvo el procesamiento por cohecho del ex juez Ismael Murtorio y el abogado Alejandro Mitchell, y otro expediente en el cual, como abogado de Carrefour contra el grupo Exxel en una demanda por 120 millones de dólares, denunció a los peritos oficiales por coimas. También recordó que uno de sus principales clientes es TyC.
Oyarbide busca más teléfonos pinchados y enfila la investigación a determinar, más allá de James, si hay alguna vinculación en toda esta historia ya sea de la Policía Federal –desde donde James practicó múltiples escuchas– o del gobierno de Macri que, como sea, aparece cada vez más enredado en esta increíble historia.
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21:07 | miércoles, 28 de octubre de 2009
País
Sur
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El espía de Macri que se fue de Boca
En 2006 James conminó a Digón a retirarse de Boca
26-10-2009 / La secuencia fotográfica –a la que accedió Miradas al Sur– muestra al espía Ciro Gerardo James actuando en la cancha de Boca Juniors; esas imágenes derrumban todas las excusas y argumentos expuestos por Mauricio Macri, Guillermo Montenegro y Mariano Narodowski
Por Ricardo Ragendorfer y Walter Goobar.
rragendorfer@miradasalsur.com
La secuencia fotográfica –a la que accedió Miradas al Sur– muestra al espía Ciro Gerardo James actuando en la cancha de Boca Juniors; esas imágenes derrumban todas las excusas y argumentos expuestos por Mauricio Macri, Guillermo Montenegro y Mariano Narodowski, tanto en la conferencia de prensa brindada en el atardecer del jueves como en la presentación de ambos al día siguiente en la Legislatura porteña.
Allí se esgrimió la curiosa creencia de que el detenido era nada menos que un infiltrado de la Policía Federal en el Gobierno de la Ciudad. Y que su misión –siguiendo expresas directivas del Poder Ejecutivo nacional– consistía en malograr el lanzamiento de la Metropolitana. La clave de tal argumento es que ningún funcionario macrista había tenido conocimiento de su condición policial.
Pero el testimonio gráfico muestra a este personaje con un chaleco de la Federal en el estadio de Boca Juniors, cuando intenta aplicar el derecho de admisión al ex vicepresidente del club, Roberto Digón, por orden del comisario Jorge Fino Palacios, cuando era jefe de seguridad del lugar. Ello compromete al propio jefe de Gobierno, puesto que en aquel momento ejercía la presidencia de Boca. No deja bien parado a Narodowski, ya que el gerente del club era el actual subsecretario de Educación, Andrés Ibarra. Y Montenegro integraba con otros socios una comisión de seguridad interna. Lo cierto es que ninguno de ellos podía desconocer la existencia de James. Aún así, todos los funcionarios porteños involucrados en el affaire del espionaje municipal persisten en sostener su ignorancia al respecto.
La fallida coartada de los dos ministros recibió su tiro de gracia por boca del Fino. “A James lo recomendé yo”, sostuvo en un diálogo telefónico con el diario La Nación, en el cual reconocía que su trabajo en el área de inteligencia de la Federal no era un secreto para las autoridades macristas.
La teoría del boicot. En la noche del miércoles, varios vehículos oficiales con vidrios polarizados y custodia permanecían en los alrededores del edificio de la Avenida Libertador 2359. En el único departamento del segundo piso reside el jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta. Y en esa ocasión tenía ilustres visitantes: el secretario general de la gestión, Marcos Peña, Montenegro y el mismísimo ingeniero Macri, además de algunos asesores. Ninguno degustó los deliciosos canapés ofrecidos por la wedding planner Bárbara Diez, esposa del anfitrión. En la inapetencia de los presentes había razones de peso.
El juez federal Norberto Oyarbide acababa de probar que James se había comunicado unas 150 veces con un celular perteneciente a la agencia de seguridad Arpa, que regentea Palacios. Dichas llamadas fueron efectuadas en el mismo período en que fue pinchado el teléfono de dirigente de la agrupación Familiares y Amigos de las Víctimas del Atentado a la Amia, Sergio Burstein. Otras tantas comunicaciones del espía fueron hechas al teléfono del comisario mayor Roberto Ontiveros –ex jefe de la base antiterrorista que el Fino armó en la Triple Frontera y, ahora, segundo en la jerararquía de la Metropolitana–, mientras que a su titular, Osvaldo Chamorro, le fueron detectadas 80 conversaciones con ese mismo interlocutor, a lo que se suman otras 49 realizadas al suboficial Adalberto Ontiveros, quien es primo de Roberto y secretario privado del sucesor de Palacios. Otro informe acerca de las comunicaciones –cuyo origen es Nextel– confirmó que unas 290 llamadas salientes del celular de James se hicieron precisamente desde la antena que corresponde al Ministerio de Seguridad. Ello robustece la versión –adelantada el domingo pasado por Miradas al Sur– de que el espía circulaba de manera habitual en el quinto piso del edificio de la Avenida Patricios. Tales circunstancias desataron una serie de allanamientos.
Al respecto, durante la reunión en lo de Rodríguez Larreta, el ministro de Seguridad se quejó amargamente por haberse enterado a través de la pantalla de Crónica TV sobre la requisa en su propio despacho. El procedimiento se extendió a los de Chamorro y Ontiveros, mientras otro grupo de la Federal irrumpía en el Ministerio de Educación. Las oficinas comerciales del Fino tampoco se salvaron; las sucursales de Arpa –una en la calle Ugarte 3058, de Olivos; otra en Sarandí 296, Capital–, además de la sede de la consultora Strategic Security Consulting –ubicada en Maipú al 200–, fueron puntualmente visitadas por los enviados de Oyarbide, al igual que el estudio jurídico en el que Chamorro desarrolla su profesión de abogado, situado también en Maipú al 200. En todos los casos fueron secuestradas las computadoras y cajas con documentación.
En medio de aquel dramático contexto, en el departamento de la Avenida Libertador se respiraba una atmósfera casi clandestina. Y allí, por cierto, fue ideada la estrategía del boicot, consistente en victimizarse y culpar al kirchnerismo de insertar un palo en las ruedas de la aún latente Metropolitana. Aquel guión sería afinado a la mañana siguiente –ya con la presencia de Narodowski– en la sede gubernamental de Bolívar 1. Horas después, Macri, junto con su Estado Mayor, daria su primera conferencia de prensa desde que explotó el caso.
Para entonces, los medios ya difundían una denuncia de la legisladora de Nueva Democracia, Gabriela Cerruti: James habría trabajado en la estructura de seguridad montado por el Fino en Boca, un vínculo laboral que el macrismo –según ella– conocía “más que bien. El jefe de Gobierno no tardó en desmentir esa información. Aún así, al caer la noche, Montenegro se dirigió con premura hacia el club de la Ribera para chequer el asunto. Al respecto –dicen– su averiguación fue satisfactoria: al haber sido James empleado –en negro– de Palacios, no había registros suyos en los libros de Boca.
La conexión bostera. En una entrevista publicada el 24 de mayo de 2007 en el diario Página 12, el entonces juez Montenegro se refería a su pasión por Boca con las siguientes palabras:
–Quiero dar una mano donde voy todos los domingos con mis hijos. Yo en Boca tengo platea. Y estoy en la comisión asesora de seguridad, junto con un grupo de locos, abogados y jueces, desde 2006.
Y, por cierto, aquella platea se encontraba a unos metros de la que poseía el sindicalista tabacalero Roberto Digón. Tanto es así que el 2 de abril de ese año, antes de comenzar el partido entre el equipo local y Banfield, Montenegro presenció cómo personal de seguridad del club –encabezado por el Fino– intentaba echarlo del estadio, a causa de sus denuncias por estafas en la venta de entradas ante River, en 2004. El más activo en ese procedimiento fue un muchacho rubio con chaleco de la Federal, al que los dirigentes conocían –según Digón– por su nombre de pila: Ciro. Miradas al Sur consiguió fotos exclusivas del episodio. Así se pudo determinar que aquel colaborador de Palacios no era otro que el hoy afamado James.
Palacios y sus hombres fueron conchabados en Boca a pedido de Macri por el gerente del club, Andrés Ibarra. “Es posible que a James lo haya llevado Ibarra –actual subsecretario de Educación– a esa cartera para espiar a estudiantes y docentes”, especula Cerruti en su denuncia.
Acerca del vínculo que lo une al área de Narodowski, el comisario Chamorro fue explícito: “Más de 100 personas abocadas a la implementación de la nueva policía firmaron contratos de locación de servicios con otros ministerios”. Según el uniformado, la idea era evitarles un lucro cesante mientras tramitaban la baja en sus fuerzas de origen.
Al saberse que James estaba acusado de pinchar el teléfono de Burstein, el ministro de Educación llamó a éste para “solidarizarse”. Pero a la vez se mostró remiso en colaborar con la Justicia. Durante la interpelación del viernes, el diputado ibarrista Eduardo Epsztein le recriminó esa actitud. “Como argentino y judío, usted debería sentir vergüenza ante sus antepasados”, fueron sus palabras. Por respuesta, el ministro guardó un incómodo silencio.
La esfera judicial. Ahora se sabe que el acompañante de James en su último viaje a Posadas, en donde solía entregar las escuchas ilegales, tiene estado militar. Jorge Raúl Zenarruza es coronel retirado del Ejército con una especialización en inteligencia. Y prestó servicios en el Batallón 601 entre 1976 y 1979. Su persona interesa sobremanera a los investigadores, puesto que dos de los celulares que usaba James estaban a su nombre. Éste, además, supo ser socio en una empresa telefónica de Manuel Zenarruza, hijo del ex represor, quien a su vez egresó en 1994 del Colegio Militar. No se descarta que el juez pida en los próximos días la indagatoria de su padre.
Por otra parte –a pedido del fiscal Alberto Nisman– Oyarbide solicitó los videos de seguridad instalados en la sede de Observaciones Judiciales de la Side, situada en la Avenida de los Incas, en donde el espía retiraba las grabaciones a Burstein y Carlos Ávila. La razón: determinar si se movilizaba en un vehículo del Ministerio de Seguridad.
El lunes se definirá la situación judicial de James. Al respecto, se cree que el magistrado resolverá procesarlo.
En tanto, trascendió un ya añejo episodio ocurrido en el feudo de Montenegro. A fines de abril, el empresario Mario Olivera, director de la empresa proveedora de equipos de inteligencia Maxx Technology, fue a mostrar sus mercancías. “Yo les ofrecí chalecos antibalas con GPS y cámaras térmicas. Estaba la plana mayor de la Metropolitana. Al final, sin ninguna razón, quisieron confiscarme los equipos. Me dijeron que yo me iba, pero los equipos no. Armé un escándalo; los amenacé con llamar a la Federal. Al final, logré zafar”, contó Olivera a Miradas al Sur.
Allí ahora el clima es vidrioso. Tanto es así que el viernes se conoció la renuncia de Fernando Moras Mom, un estrecho colaborador de Montenegro. Allegados al ex funcionario sostuvieron que éste “se fue asqueado por lo que vio en el Ministerio”, y que “el escándalo es peor de lo que los medios han reflejado”.
31http://www.elargentino.com/nota-63191-El-espia-de-Macri-que-se-fue-de-Boca.html
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