Palabras de la Presidenta en el acto de la Juventud Peronista en el Luna Park
martes, 14 de septiembre de 2010
PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN, CRISTINA FERNÁNDEZ, EN EL ENCUENTRO DE LA JUVENTUD PERONISTA, EN EL LUNA PARK
Compañeros y compañeras: quisiera poder contarles de la mejor manera, lo que siento en este momento.
Verlos a ustedes me hace recordar parte de la historia de mi propia vida y también la de nuestro país.
Déjenme decirles que siento una sana envidia por todos ustedes. Pero no por lo que seguramente alguno mañana va a decir "claro, querría tener 20 años, por eso se hace la nena". No, qué va.
¿Saben por qué les tengo envidia?
Porque Cuando yo fui joven como ustedes, cuando junto a miles y millones de argentinos apostábamos a un país diferente, no tuvimos la suerte que tienen ustedes hoy de vivir en un país con todas las libertades.
Si nosotros, en lugar de haber sido una juventud que crecía en medio de golpes de Estado, sin libertades, sin elecciones, hubiéramos podido tener esta Argentina que estamos construyendo entre todos, donde por primera vez estamos construyendo ciudadanía social con los derechos económicos de los trabajadores, de los jubilados, de la educación pública, pero al mismo tiempo lo estamos haciendo en un marco de libertad y democracia; si nosotros hubiéramos podido sentarnos junto a los jóvenes de la Juventud Sindical, como ustedes se sientan ahora, ¡qué país diferente hubiéramos tenido!
Frente a ustedes, a la que denomino "Juventud Peronista del Bicentenario", déjenme decirles que cuando uno mira estos últimos 40 años -y no vine a hablar acá, les digo, como Presidenta de la República, olvídense, acá soy una más, olvídense, el que está mirando por televisión y quiere escuchar a la Presidenta, que apague el televisor, solamente va a escuchar a una militante peronista, es lo que siempre voy a ser, desde que nací hasta que me muera-, surge inevitable, chicos -porque estamos hablando aquí y vengo a hablar también como testigo de época-, comparar cuando uno le habla a la juventud de hoy de la Argentina de hoy, de esta Argentina de hoy, surge inevitable repasar y repensar qué es lo que hicimos en estos años.
Yo formé parte de la juventud maravillosa, de esa juventud que no tuvo la oportunidad que hoy tenemos aquí, de esa juventud que fue masacrada durante la dictadura más terrible de la que se tenga memoria, y si se me permite, la dictadura que vino a terminar, realmente, con el modelo industrial y de generación de trabajo. Porque tal vez en aquel momento histórico no se entendió, pero nosotros -y cuando hablo de nosotros aquí, hablo de los argentinos- en marzo de 1976 habíamos alcanzado eso que dijo el Cuervo Juan -no me acuerdo cuál de los dos, el 50 y 50- éramos prácticamente el 50 y el 50 la participación del Producto Bruto entre trabajadores y empresarios y nadie puede creer, obviamente, que ese grado de participación se había hecho en apenas los tres años de gobierno que hubo del '73 al '76. Es que, pese a las dictaduras y a los gobiernos de facto, el modelo industrial, el modelo de generación de valor agregado, no lo habían podido destruir.
Miren, yo quiero contarles algo: el Cordobazo lo hicieron los obreros automotrices mejor pagos de toda América latina. Eran otras las luchas, eran las luchas por los derechos civiles y políticos, por los derechos sindicales. Pero había un modelo económico que seguía permitiendo que se generara clase media en el país, que hubiera movilidad social ascendente. Hasta recuerdo algún gobierno de facto sancionando una ley de compre nacional e impulsando la sustitución de importaciones.
Pese a todo eso, debemos caracterizar, entonces, para no equivocarse, porque, claro, cuando uno mira en perspectiva es diferente, puede verlo con mayor claridad, y la verdad es que fue el 24 de marzo de 1976 donde se vino a destruir específicamente la matriz industrial de clase media y generadora de valor agregado que había significado el primero y el segundo gobierno peronista.
Las otras dictaduras, habían sido simplemente golpes de Estado para impedir la realización de elecciones libres y populares porque indefectiblemente las ganaba siempre el peronismo. Y también debemos decir, compañeros y compañeras, con mucho respeto y sin ánimo de armar polémica, pero que no nos vengan a dar lecciones de democracia e instituciones porque nosotros nunca subimos con ningún partido político proscrito en el país, jamás fuimos gobierno con proscripciones políticas, jamás. Cuando nos tocó perder, nos tocó perder en buena ley, compitiendo libre y democráticamente.
Por eso digo, ¡qué suerte que tienen ustedes!
Después vino el advenimiento de la democracia y también la incorporación de miles de jóvenes a otro partido y a otro movimiento que no era el nuestro. De vuelta la política volvía a convocar a miles de jóvenes que apostaron a la construcción de la democracia.
Y el análisis debe ser frío, desapasionado para no equivocarnos, porque donde tenemos que ser apasionados es en la ejecución de nuestras convicciones y nuestros ideales. Pero como cuadros políticos, tenemos la obligación de analizar la historia en su exacta dimensión.
Recién señalaba el Cuervo que este es el acto político más importante. Porque es cierto, la juventud se fue retirando; aquella juventud que ilusionada se incorporó a la democracia, se batió en retirada. Se batió en retirada a partir de las cosas que pasaron en la República Argentina: la leyes de la impunidad, nuevamente la equivocación de creer que los trabajadores y los sindicatos son el problema cuando, en realidad, son parte de la solución y deben ser convocados junto al resto de todos los sectores sociales a realizar un país más justo, más equitativo, más homogéneo, más cohesionado.
¡Qué nos pasa! Y acá quiero hablarnos -y no es una cuestión de clase, por favor, soy peronista- a nosotros mismos, a esta clase media tan volátil, a esta clase media como yo, universitaria, a la clase media que muchas veces no entiende y cree que separándose de los laburantes, de los morochos, le va a ir mejor. Le pasó a todos, es como el sino de las grandes frustraciones en la historia argentina.
Yo creo que, tal vez, junto a todas las cosas que hemos construido en estos años, una de las más importantes haya sido visualizar, identificar a los trabajadores como uno de los componentes esenciales pero tampoco el único. Creemos en una sociedad policlasista, diversa, en lo cultural, plural.
Por eso también asistimos a actos que nunca habíamos podido imaginar que podían realizarse y lo hicimos con alegría otorgando mayores derechos, ampliando derechos a las minorías, reconociendo la diversidad en este proyecto que es plural. Nunca, yo les puedo asegurar que nunca, hubo la libertad que hoy se vive en nuestro país, libertad de prensa para decir lo que se le dé la gana a cualquiera y bienvenida que así sea, libertad para expresarse. Y junto a eso, junto al derecho a la libertad, el derecho a la igualdad que se construye todos los días y en todos los campos, pero que requiere de instrumentos que hemos venido puntualmente enarbolando en todas las políticas desde el año 2003.
Hubiera sido imposible llegar a este punto sin haber abordado el problema central que tenía la Argentina en materia de endeudamiento. Toda mi juventud y parte de mi vida adulta en la política, fue la consigna contra la deuda externa y el Fondo Monetario Internacional. Todos decían que no se podía; yo he sido legisladora durante todos los gobiernos desde 1995 a la fecha y puedo dar fe sobre cómo venían y presionaban para que se levantara la mano porque sino se caía el mundo.
Y un día dijimos que había que terminar con esa política de subordinación y el mundo no se cayó, sino que la Argentina se levantó y comenzamos a generar políticas activas que nos permitieron volver a tener desocupación de un dígito, millones de puestos de trabajo generados en estos años, escuelas, quintuplicar el presupuesto universitario, financiamiento para la educación pública, columna vertebral de este proyecto político, la educación pública.
¡Dios mío, cómo hemos crecido, cómo ha crecido esta democracia que a pasado de repartir zapatillas a computadoras a los chicos en los colegios! ¡Dios mío si no hemos crecido!
Política socialmente, como sociedad, como país.
¡Me siento tan orgullosa de formar parte de este proyecto! Como cuando decidimos también recuperar la administración de los recursos de los trabajadores. Que quede claro: recursos de los trabajadores que administraban en lo que yo sí puedo demostrar que era capitalismo y amigos, en serio. Y por eso tomamos la decisión de recuperar esa administración que nos ha permitido hoy realizar la política de cobertura social más transformadora de las últimas décadas: la Asignación Universal por Hijo. (APLAUSOS)
Esa asignación que sería imposible de llevar a cabo si no hubiéramos recuperado la administración de los recursos de los trabajadores. No digamos más de las AFJP, las AFJP se habían apropiado de los recursos de los trabajadores, es exactamente al revés. Es que hasta dialécticamente nos entrampan, hasta en el discurso entrampan. (APLAUSOS)
Y pudimos también con esa recuperación establecer la movilidad para que nuestros jubilados y pensionados tengan dos aumentos por año, luego de décadas de los que congelaron y descontaron jubilaciones (Aplausos). Cuando veo y escucho a algunos dirigentes políticos de la oposición, los mismos que escuché y vi durante los años 1999, 2000, 2001, hablar como hablan, siento que solamente se puede hablar así cuando hay una inmensa impunidad mediática donde nadie les repregunta nada ni nadie los pone en evidencia, es la única manera de que puedan hablar. (Aplausos) A nosotros cuando alguien nos pregunta algo nos interrogan, a ellos los escuchan, pero no importa, esto nos hace muy bien porque nos hace ejercitarnos como cuadros en la dialéctica y en la decisión. Es bueno, yo se los aseguro, es muy bueno.
También esta Ley de Servicios de Medios Audiovisuales, porque así como hasta hace poco había una democracia condicional con las leyes de impunidad, hoy todavía tenemos una democracia tutelar hasta que logremos realmente la verdadera libertad de expresión, que es que puedan escucharse toda las voces, toda las opiniones, todas. (Aplausos). Por eso esperamos que el Estado en la división de sus tres poderes les garantice a todos los ciudadanos, ya lo hemos hecho desde el Ejecutivo con un proyecto participativo como nunca se vio, desde el Legislativo aprobándolo con una mayoría transversal, plural, diversa, de distintos partidos y distintos sectores, mayoría abrumadora; esperamos que el Estado garantice a todos sus ciudadanos lo que es central: la igualdad ante la ley, que nadie tiene coronita, que la ley es para todos (aplausos), que las leyes se sancionan para ser cumplidas y que esa obligación es del Estado, es el Estado el que tiene que garantizar en sus tres poderes la igualdad de todos los ciudadanos. Todavía nos falta un poco, algunos son más iguales que otros y otros son menos iguales, y creo que también ese debe ser uno de los grandes objetivos de esta juventud, la igualdad y la equidad, seguir avanzando, seguir demandando, seguir profundizando. (Aplausos).
Yo no quiero olvidarme de esta tarde maravillosa del Luna Park, yo también los quiero mucho, no saben cuánto, es como si viera a miles que ya no están, están en la cara de todos su ustedes. (Aplausos) No quiero olvidarme, cuando lo escuchaba a Juan, la primera vez que lo escuché y lo vi a Juan Cabandié fue en el 2004, el 24 de marzo creo del 2004, ¿no Juan? Era una tarde de calor como pocas veces tuvimos calor, habíamos ido a recuperar para la memoria de los argentinos y para la verdad y la justicia en nuestra historia, la ESMA. Ahí habló Juan porque él había nacido allí, en la ESMA. (Aplausos) Todavía recuerdo esa tarde, con todos los brazos en alto, con los dedos en V, con el Himno de Charlie, yo creí por un instante que no lo iba a poder soportar, que me iba a desmayar, debe haber sido una de las experiencias más fuertes que he vivido en mi vida, me acuerdo que en un momento creí que me desmayaba. Y quiero rescatar acá también lo que para mí significó, como ciudadana argentina, como militante política, que las leyes de la impunidad fueran declaradas inconstitucionales y que finalmente los responsables de la mayor tragedia que recuerda nuestra historia tuvieran los juicios y los derechos que no le otorgaron a miles y millones de argentinos. (Aplausos)
Y que nadie se engañe, porque nos venimos a enterar todos los días que no fue un golpe, como nos hicieron creer, contra la subversión o contra los que empuñaban las armas, todos los días vemos aparecer gente que no tenía absolutamente nada que ver y se quedaron con sus bienes, con sus recursos, con sus vidas, con su historia. Fue algo mucho más terrible porque en definitiva fue arrancarnos una matriz productiva, una matriz de identidad que permitió luego que vinieran otras generaciones que creían que no era conveniente arriesgarse tanto, porque no hay que ser malo y pensar qué es lo que nos pasó a los argentinos después de eso. El miedo, el miedo a ir un poco más allá por lo que podía pasar se instaló definitivamente y en base ese miedo se siguió arrancando derechos, destruyendo trabajos, terminando con las esperanzas y las ilusiones de la gente.
Por eso digo que lo más importante que hoy podemos ofrecer a todos los argentinos es que vivimos en un país donde nadie tiene miedo a decir lo que piensa y lo que quiere, nadie. (Aplausos) Nadie tiene miedo, es maravilloso, lo vemos todos los días, díganme en qué otro momento de la historia argentina alguien ha encendido un televisor o una radio y ha visto insultar con tanta elegancia y cultura a quien ejerce la Primera Magistratura todos los días. Díganme cuándo vieron que los insultos fueran por su condición de mujer o porque te arreglás el pelo o te pintás los ojos. (Aplausos) Es que no tienen argumentos políticos valederos para enfrentar, para debatir, para discutir. (Aplausos) Atrasan 40, 50 ó 60 años, siguen con la rémora de los años 40 y 50, como no tienen argumentos políticos para debatir te corren con pavadas y banalidades para no tener que discutir el fondo de las cosas.
Y nos habremos equivocado, claro que sí, pero acuérdense, no nos critican por las equivocaciones, nos critican por los aciertos, por las buenas políticas, por la equidad, por la igualdad, porque no hay más impunidad en la República Argentina, por eso nos critican compañeros, y si es por eso que sigan criticando, que sigan criticando. (Aplausos).
Tenemos espaldas para aguantar, no lo hacemos porque nos creamos heroínas o demasiado fuertes, al contrario, es la voluntad inquebrantable de saber que tenemos un compromiso con nuestra propia historia y con el país, un país que ha sido demasiado castigado.
Por eso créame que cuando en este Bicentenario, este 25 de Mayo vi a millones de argentinos volcados a las calles festejando con alegría, reconociéndose los unos con los otros, sorprendiéndose de que no pasaba nada y éramos millones y millones volcados a la calle, de todos los partidos, de todas las ideas, de todas las religiones, de todas las clases sociales, de todas las profesiones, de todas las edades, de todas las provincias; nos dimos cuenta que nos querían convencer de que éramos sucios, feos y malos, y los argentinos tendremos defectos pero..., también hay algunos que no son peronistas, que están con nosotros y son fantásticos también, así que vamos para adelante, porque otra cosa que aprendimos, y tal vez no lo supimos escuchar bien oportunamente, es que para un argentino no puede haber nada mejor que otro argentino, ¡a levantar esa consigna fuerte, a levantar esa consigna fuerte! Porque la unidad nacional es un valor importante para seguir encarando esta transformación que venimos haciendo desde el año 2003.
Por eso digo que los envidio mucho pero esto también les crea mucha responsabilidad, nosotros tuvimos que abrirnos como podíamos, a los codazos, porque no había libertades, pero cuando uno tiene la oportunidad de poder estudiar, de poder acceder a una universidad pública nacional y gratuita, cuando uno tiene la posibilidad de expresarse con libertad, tiene también la obligación de comprometerse profundamente con la patria y con los que menos tienen, a los que todavía hay que llegar. (Aplausos)
Yo convoco a los jóvenes de los movimientos sociales, de las organizaciones sindicales, de las juventudes universitarias, de las juventudes territoriales, a todos, a transformarse en un multitudinario colectivo que recorra el país, que vaya ahí donde se necesita una mano, una ayuda solidaria. Es el mejor testimonio que podemos dar de nuestro compromiso con el prójimo y con la historia, eso fue humildemente lo que intentamos hacer cuando éramos mucho más jóvenes. (Aplausos)
Hoy esta maravillosa movilización no es casualidad, lo dijo el Cuervo, es para ustedes, yo ya fui a hermanos, es para ustedes, ustedes son el futuro hermanos, ustedes tienen que llevar las banderas adelante, saber que cada lugar que no ocupa el compañero que tiene objetivos, que cada lugar donde no está la compañera que quiere tender la mano solidaria, es posible que lo ocupe alguno a quien sólo le importa su destino personal. (Aplausos)
Tenemos que terminar con una costumbre que se instaló definitivamente en algunas prácticas políticas en nuestro país, lo decía el Cuervo: elegir entre tu foto en el diario de mañana o elegir tu lugar en la historia, vos decidís dónde querés estar. (Aplausos) La televisión son dos minutos y no podés hablar más porque viene el comercial. El diario de hoy mañana es viejo, nadie se acuerda de vos. En la historia están los millones de ignorados que hoy son patriotas y próceres y que si ustedes recorren las diarios de aquellas épocas no existían, eran ignorados o criticados (Aplausos).
Yo voy a ser definitivamente feliz el día que pueda volver a ver a millones de jóvenes con sus banderas desplegadas, con sus cánticos, sin violencia, porque tenemos razones, tenemos ideas, tenemos argumentos y tenemos resultados de las políticas que hemos aplicado, no necesitamos convencer por la fuerza a nadie, al contrario, solamente queremos que nos dejen mostrar lo que queremos hacer porque hemos hecho muchas cosas y queremos seguir haciendo muchas más. (Aplausos).
Cuando vea a millones de jóvenes que estudian, que trabajan, pero al mismo tiempo se comprometen y eligen un objetivo de vida, ustedes saben, claro que sí, tenemos las becas universitarias que debemos seguir acrecentando, las becas del Bicentenario, ya tenemos como 30.000 otorgadas... Pero decirles también que yo voy a ser muy feliz el día que todos y cada uno de ustedes, junto a otros millones, puedan construir una imagen diferente de la que algunos quieren imponerle a la juventud. ¿Porque saben cuándo comienzan a pasar determinadas cosas en las sociedades y sobre todo en las más desarrolladas? Cuando se pierden los objetivos, cuando no hay utopías, cuando nadie tiene otro motivo para vivir que no sea el cuidarse él mismo. Entonces comienzan a aparecer los problemas. A nosotros que teníamos grandes ideales nunca se nos dio por creer que con una inhalación o una aspiración íbamos a ser más felices, al contrario, era parte de las utopías de cambiar el mundo que se ha perdido y que también hoy lleva a miles de jóvenes de todas las clases sociales, porque tampoco nos quieran engañar con que solamente son los pobres, los pobres tienen el problema del paco, pero los que tienen plata tienen otras cosas. Entonces quiero sinceramente que cuando abordemos estos temas los abordemos con seriedad, con responsabilidad, pero por sobre todas las cosas con mucha honestidad, necesitamos volver a crear utopías, objetivos de vida, ayuda al prójimo, que nos lleven a todos a saber que no hay destinos personales individuales.
Claro que vamos a aguantar, si te parece que no hemos aguantado, ¡mi madre!, hemos aguantado lo que creo que nadie ha aguantado. Gracias, muchas gracias, hemos aguantado y vamos a seguir, vamos a seguir trabajando, este es un proyecto nacional, es un proyecto de los argentinos, es un proyecto de la patria, de la historia, aquí están los trabajadores, los jóvenes, los profesionales, los empresarios, aún aquellos que se quejan a pesar de haber ganado como nunca han ganado plata en su vida con estas políticas, que son políticas también para los empresarios, para los comerciantes, para los productores. (Aplausos)
Otra cosa que tampoco muchas veces se ha entendido en la República Argentina es que no solamente nos hemos equivocado los jóvenes o la clase media, también se han equivocado los que creían que a ellos no les iba a llegar y finalmente en el 2001 les llegó a todos, no quedó nadie afuera, todos. Esto nos debe dar la certeza de que necesitamos la solidaridad como uno de los valores esenciales.
Por eso en esta tarde no tan calurosa como la de aquel 24 de marzo, no tan calurosa climatológicamente pero tal vez mucho más caliente en lo afectivo, en lo emotivo, quiero agradecerles a todos y a todas este ejemplo de militancia, de convocatoria, de unidad. En otros tiempos hubiera habido guerra de lugares, de consignas, qué maravilloso es que todos seamos una sola garganta y un solo corazón para gritar ¡viva la patria, viva la Argentina! ¡Vamos con la juventud, vamos con los trabajadores, con los estudiantes, con la educación pública, con el trabajo, con la vivienda, con los jubilados, con los pensionados, con los empresarios, con los comerciantes, con los productores, con los campesinos, con los agricultores! ¡Vamos que es la oportunidad que se nos ha abierto en la historia de nuestros 200 años! No la desperdiciemos, juntos todos para el mismo lado. Gracias, muchas gracias, los quiero mucho a todos, ¡ahora sí arriba todas las banderas, que flameen y que la más alta sea la celeste y blanca, que esa es de todos! Gracias, muchas gracias.
EL PAIS › CON NESTOR KIRCHNER SOBRE EL ESCENARIO, LA PRESIDENTA FUE LA ORADORA DE FONDO EN EL ACTO DE LA JP EN EL LUNA PARK
“No tienen argumentos para discutir”
Cristina Kirchner le apuntó a la oposición, a la que acusó de criticar al Gobierno por sus aciertos y no por sus errores. Néstor Kirchner reapareció en público, pero no habló. Hubo gente que quedó afuera y siguió el acto por las pantallas.
Por Nicolás Lantos
Cristina dijo: “En este momento, no soy la Presidenta. Hoy les hablo como una más de ustedes, como una militante”. Y el Luna Park estalló. Eran los últimos minutos de una larga tarde que comenzó poco después del mediodía, con unos pocos que comenzaron a juntarse para disfrutar de un festival de bandas que se llevó a cabo sobre la avenida Corrientes. Para cuando terminó de ponerse el sol, el estadio estaba repleto y sus alrededores desbordados de jóvenes que se acercaron a dar su apoyo. Aunque la intervención a la que fue sometido Néstor Kirchner el sábado no permitió que el presidente del Consejo Nacional del PJ encabezara la jornada, tal y como estaba previsto, la presencia de su mujer garantizó la asistencia. Desde el estrado, la Presidenta le apuntó a la oposición. “Como no tienen argumentos políticos para discutir, te corren con pavadas”, lanzó. Sin hablar, Kirchner hizo su primera aparición pública desde la intervención quirúrgica, se mostró en perfecto estado de salud y aplaudió como el seguidor más rabioso las palabras de la Presidenta.
“La visión de ustedes me recuerda a parte de la historia del país y siento una sana envidia por ustedes –se dirigió Cristina a la audiencia–. No por querer tener veinte años o hacerme la nena, sino porque cuando fui joven también aposté a una nación diferente. No tuvimos la suerte de ustedes de vivir en un país con todas las libertades. Si en lugar de haber sido una juventud que crecía en medio de golpes de Estado, sin libertad ni elecciones, hubiésemos tenido esta Argentina que construye ciudadanía social, hubiéramos tenido un país diferente.”
Sobre el escenario la aplaudían en primera fila Néstor Kirchner, junto al legislador porteño y secretario de la JP Juan Cabandié y el titular de La Cámpora –una de las organizaciones que impulsaron el evento–, Andrés Larroque. Más atrás acompañaban ministros del gabinete, funcionarios, legisladores, personajes de la cultura y los deportes, más un centenar de referentes de agrupaciones juveniles.
La Presidenta continuó recordando su juventud, y trazó una línea entre ese momento y la actualidad: “El de 1976 no fue un golpe contra la subversión, sino algo mucho más terrible, porque significó arrancarnos una matriz productiva y de identidad”, analizó. “Después de eso vino el miedo y se instaló definitivamente. Sobre esa base se siguieron arrancando derechos y destruyendo trabajos. Lo más importante hoy es que vivimos sin que nadie tenga miedo a decir lo que piensa y lo que quiere. Eso es maravilloso.” Y se permitió una chicana contra las voces que levantan denunciando supuestas restricciones a la libertad de prensa: “¿En qué otro momento de la historia del país alguien ha visto insultar con tanta elegancia y soltura a quien ejerce la primera magistratura, todos los días?”, preguntó.
“Como no tienen argumentos políticos para discutir, te corren con pavadas –agregó–. No nos critican por las equivocaciones, sino que nos critican por los aciertos y las buenas políticas”, que comenzó a enumerar: “El Gobierno terminó con la política de subordinación” al FMI “y el mundo no se cayó sino que se levantó el país”. También remarcó que “se crearon millones de puestos de trabajo y se hicieron escuelas” y “se quintuplicó el presupuesto universitario” desde el 2003. “La columna vertebral de este proyecto político es la educación pública –aseguró–. La democracia ha crecido: pasó de repartir zapatillas a distribuir computadoras en los colegios.”
Entre los miles de asistentes que festejaban cada una de sus frases, los “sub 30” eran mayoría: tanto entre los que llegaron encolumnados detrás de banderas de La Cámpora, JP Descamisados, JP Evita, la Juventud Sindical, entre muchas otras, como entre los curiosos que se acercaron por su cuenta, que no eran pocos. La cuestión generacional se hizo manifiesta en los cantitos, ya que al repertorio clásico de estas ocasiones se sumaron algunas versiones novedosas y en la energía puesta en saltar: ni el Himno nacional se salvó del pogo. Uno de los grupos más ruidosos fue el de la agrupación de Putos Peronistas, que al calor de la discusión previa a la aprobación del matrimonio igualitario logró hacerse un espacio en el mapa de la militancia K.
A ellos (y a María Rachid, la dirigente de la Falgbt que se cargó sobre sus espaldas ese debate) miró Cristina cuando recordó que “el Gobierno ha ampliado derechos a las minorías y ha reconocido la diversidad”. La Presidenta también destacó que “se ha recuperado la administración de los recursos de los trabajadores”, lo que permitió “realizar la política de cobertura social más transformadora de las últimas décadas” en referencia a la Asignación Universal por Hijo. “Los trabajadores no son el problema, sino parte de la solución”, aseguró la Presidenta, que apeló “a la clase media tan volátil, universitaria, que muchas veces no entiende y cree que separándose de los laburantes y los morochos les va a ir mejor”. A ellos les dijo que “una de las cosas más importantes de estos años fue visualizar a los trabajadores como uno de los componentes esenciales” de cualquier modelo exitoso.
Para ese momento, el calor comenzaba a hacer mella en los asistentes, que en algunos casos –como si estuvieran en un recital– se sacaron las camisetas y comenzaron a agitarlas. Las chicas, en tanto, se subían a los hombros de sus compañeros para alcanzar a ver mejor el escenario y respirar un poco de aire fresco. Un hombre con un pesado disfraz de pingüino sufría a un costado, mientras dos chicas se sacaban fotos con él. “Esta es la Juventud Peronista del Bicentenario”, los festejó Cristina, aunque aclaró que “el proyecto es plural”. Citando a Perón, indicó en ese sentido que “para un argentino no puede haber nada mejor que otro argentino” y pidió “levantar fuerte esa consigna porque la unidad nacional es un valor importante para seguir encarando la transformación”.
“Si nosotros hubiéramos podido compartir un espacio con la Juventud Sindical, como están haciendo ustedes ahora, la historia habría sido otra muy distinta”, añoró la Presidenta, que concluyó con una arenga a dar batalla ante el avance de las corporaciones: “Vamos a aguantar. Hemos aguantado lo que nadie aguantó porque tenemos un proyecto argentino que es parte de la historia. Los empresarios que se quejan nunca han ganado tanta plata. Hemos contenido a todos. Necesitamos de la solidaridad como un valor fundamental. Este es un ejemplo de unidad, de militancia y de convocatoria. En otros tiempos hubiese habido guerra de lugares y consignas. Hoy somos un solo corazón y una sola voz”. Abajo, varios miles de pibes saltaban y agitaban sus banderas como poseídos. “Cristina / Cristina / Cristina corazón / Acá tenés los pibes para la revolución”, cantaban, como lo hicieron en tantas otras ocasiones durante los últimos años. Pero esta vez, parece, la oferta va en serio.
“Nunca odies a tu enemigo”, aconsejaba Al Pacino, haciendo el papel de Michael Corleone en El Padrino III, a su ahijado y potencial sucesor Andy García. Estaba malherido y necesitaba barrer a los otros capos: no lo convocaba a la piedad ni a poner la otra mejilla. Le daba un consejo táctico: el odio enceguece, conspira contra la eficacia. No odies, si querés vencer.
Si eso ocurría entre mafiosos en guerra, sin límites en los medios a utilizar, el consejo vale doblemente para la competencia democrática, encuadrada en reglas y limitaciones en la lucha.
El odio ha sido mencionado muchas veces desde que Néstor Kirchner se internó de apuro el sábado a la noche. Es un caso flagrante de proyección: sus adversarios, políticos y mediáticos, viven inmersos en el odio pero lo colocan en la mochila del ex presidente y actual diputado. Proliferan “médicos descalzos” entre diputados, senadores y formadores de opinión: todos pueden diagnosticar la causa psicosomática del problema cardiovascular de Kirchner. Es el odio que circula por sus venas. Se ignora, hasta nueva orden, si extienden el perspicaz dictamen a todas las personas que padecen afecciones semejantes. Tampoco se sabe, y esta nota evitará la tentación de citarlos, cuántos integrantes del Grupo A (de su conducción corporativa o de sus seguidores políticos, diputados o senadores) sufren problemas semejantes o enfermedades más graves. Y, si en su caso, también la monocausa es el odio.
Cuando Kirchner fue operado de una obstrucción en la carótida fueron los lectores de la edición on line de La Nación quienes dieron rienda suelta a su salvajismo e intolerancia. Esta vez el diario los veló púdicamente y confió la tarea a sus columnistas. Estos no se privaron de nada, deslizándose entre surtidos tópicos de la derecha. No del centroderecha democrático, esa simpática quimera difícil de hallar en la Argentina, sino de la derecha más rancia. Las conexiones entre biología y política, tan caras al pensamiento nazi. La mención acerca de la “debilidad” de una persona que es operada o que tiene alguna enfermedad. Un cronista que admiró el espíritu espartano de los dictadores y los represores años ha, ahora parece soñar con el Monte Taigeto desde donde se arrojaba a los deformes, a los enfermos, a los débiles, al fin.
“Viva el cáncer”, escribieron los gorilas. “Viva la muerte”, apostrofó un recio franquista. Sus dicterios fueron parafraseados, sin recato ni sensibilidad.
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La dirigencia opositora tampoco guardó estilo. Lejos quedó aquel 2008 en que se arrogaban el monopolio de la calma, del afán de diálogo y de la búsqueda de consensos. En ocasiones como éstas, viene bien un poco de buenos modales, de protocolo o hasta de hipocresía si usted es escéptico. El cronista no duda de que en sus “bases” hay algunos energúmenos que desean lo peor para quienes no piensan como ellos. Pero sería estimable que los dirigentes trataran de subir ese piso, no comulgar con las peores pulsiones de sus representados, predicar con el ejemplo. Cuando hay elecciones es un tópico reclamar al vencido que felicite al vencedor, el cronista cree como tantos que eso es edificante, deseable. Una señal a los ciudadanos de templanza, de admisión de los límites de la contienda, de un piso de respeto. ¿Qué decir cuando de la vida se trata?
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El odio induce a errores o a desmesuras, en política suele emparentarse con la impotencia. Quienes especulan con la finitud de Kirchner dieron por muerto varias veces al kirchnerismo. Sus profecías fallaron, hasta ahora: su impaciencia crece. El kirchnerismo no es un pato rengo desde el “voto no positivo” de 2008 ni desde la derrota electoral de 2009. El Grupo A no lo pasó por arriba en el Congreso. En el último año, salvo el diputado Ricardo Alfonsín, los principales presidenciables opositores han perdido terreno por razones variadas, con el factor común de su inoperancia para interpelar a la sociedad, plantear un proyecto alternativo o trascender las internas en su propia facción o con los compañeros de ruta.
Es temerario hacer vaticinios sobre las elecciones de 2011, pero sí es comprobable que el kirchnerismo creció tras su fracaso en las urnas, produjo medidas de enorme significación, repechó la crisis mundial con el menor costo interno que se recuerde. No se dispersó en el Congreso, no todos los peronistas buscaron otro destino o se le abalanzaron “porque olían sangre”. Lo que no habla de su bondad sino de la inexistencia o (mejor) de la levedad de esa sangría.
Nada le asegura al oficialismo la victoria del año próximo aunque sí es verosímil que mantendrá la gobernabilidad, la firmeza en el ejercicio del poder político. El escenario electoral es abierto, muy abierto. Eso sí: más arduo de predecir que hace un año. He ahí un acicate a la furia, al descontrol verbal, a derrapes, a la falta de sensibilidad humana. Y, lo que es más relevante en términos pragmáticos, a la propensión al error.
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Si Kirchner es acusado de haberse envenenado con su propia pócima también lo será por su imprudencia en haber acudido a un acto ayer. Seguramente primó en su espíritu un ánimo inmediatista que preside la política doméstica: demostrar “ya” mismo que está entero. En realidad, la cuestión será motivo de polémica y, seguramente, de actos de barbarie opositora. Dos países vecinos muestran ejemplos distintos de abordaje: en Brasil la oposición no hizo caballito de batalla con la enfermedad de la candidata del PT Dilma Rousseff, mientras que en Paraguay todos dieron por terminado al presidente Fernando Lugo. Son dos referencias diferentes, la Argentina en estas horas se pareció a la peor.
El acto de ayer en el Luna Park muestra una faceta del kirchnerismo que saca de quicio a sus adversarios: tiene organización política y una capacidad de movilización superior a la de cualquiera de sus alternativas. También lleva la punta en apoyos de intelectuales, artistas, músicos, trabajadores de la cultura, de sindicatos y de movimientos sociales. Intérpretes enardecidos ven plata circulando donde hay acompañamiento social, conjunción de valores e intereses.
El odio opositor, quién sabe, es efecto de esas circunstancias inesperadas, no deseadas, hasta negadas. Como la dialéctica aún existe, también es la causa de sus desvaríos y torpezas, que cooperan involuntariamente con el oficialismo.
Apena escribir sobre cuestiones tan primarias, en una sociedad que lleva 27 años ininterrumpidos de democracia y afronta debates de sofisticación y calidad inéditos. Los protagonistas lo imponen, desnudando su ambición y su falta de sensibilidad.
De momento, quienes dieron por difunto al kirchnerismo no consiguen derrotarlo. Y quienes se ofendieron cuando los tildaron de “destituyentes” se dedicaron, de viva voz, a desearle la muerte al adversario democrático.
Cristina encabezó junto a Kirchner el acto de la Juventud Peronista
Publicado el 15 de Septiembre de 2010
Por En el Luna Park
Más de 10 mil personas escucharon el discurso de la presidenta, que fue la oradora central. Le aconsejó a los jóvenes evitar errores del pasado. El ex mandatario, recuperado de una angioplastia, cantó la Marcha con los militantes.
La presidenta Cristina Fernández cerró el acto unificado de la Juventud Peronista en el estadio Luna Park con un discurso colmado de guiños hacia el futuro. Lo hizo desde un escenario lleno de funcionarios y dirigentes juveniles del oficialismo, y flanqueada de cerca por su esposo, Néstor Kirchner, quien tuvo que resignar su condición de orador de fondo por la angioplastia que se realizó en la tarde del sábado.
En medio de interminables muestras de afecto, Kirchner se mantuvo en silencio, sin hacer gestos, escuchando todo con atención. Cristina exhortó a los jóvenes a estudiar y plantearse objetivos para “comprometerse con la patria y con los que menos tienen”. También advirtió a los presentes a que no repitieran errores cometidos en el pasado, por los enfrentamientos de la JP con los sindicatos en los ’70. “La clase media, volátil, universitaria, muchas veces creyó que separándose de los morochos, de los trabajadores, le iba a ir mejor. Pero los trabajadores son importantísimos para el país que queremos, que es una sociedad policlasista plural y diversa”, dijo la jefa de Estado.
Tras avisar que no iba a hablar como presidenta sino como militante, Cristina recordó que el peronismo nunca había ganado elecciones beneficiándose de la proscripción de otro partido. “No me vengan a dar clases de democracia y de defensa de las instituciones”, dijo sin mencionar explícitamente a la UCR. Luego recordó las medidas dispuestas por su gobierno. Entonces destacó el cambio que significa la puesta en marcha de la Ley de Medios, aunque también deslizó un mensaje hacia la justicia. Era una referencia a la medida cautelar que presentó el Grupo Clarín para trabar la aplicación del artículo 161. “Hoy tenemos una democracia tutelada hasta que se puedan escuchar todas las voces. Esperemos que el Estado garantice la igualdad ante la ley. Nadie tiene coronita. Las leyes se sancionan para ser cumplidas”, subrayó.
A la hora convenida para el inicio del acto, el Luna Park mostraba un lleno absoluto, con banderas de todas las agrupaciones, más unas tres 3000 personas que permanecían en la calle, frente a una pantalla gigante que transmitía todo en directo. Los organizadores, básicamente La Cámpora, habían preparado un atrapante despliegue de recursos visuales –videos con escenas de la historia del peronismo, edición ágil, toques de un humor ácido que se burlaban del gorilismo de cierta oposición. La parafernalia captó enseguida la atención de las tribunas. El ambiente era un fervoroso duelo de cantitos –en las tribunas se habían dispuesto banderas, sombrillas y bombos que se movían como las hinchadas de fútbol– cuando el locutor, Carlitos Figueroa, movilero del programa Duro de Domar, anunció que la presidenta y su esposo estaban ingresando en el estadio. El matrimonio presidencial entró junto con sus anfitriones en el acto: eran el legislador porteño Juan Cabandié; el subsecretario de Fortalecimiento para la Democracia y secretario general de La Cámpora, Andrés Larroque; el dirigente de la JP de la provincia de Buenos Aires, José Ottavis; Eduardo “Wado” De Pedro y Mariano Recalde, director y presidente de Aerolíneas Argentinas. Cabandié y De Pedro son hijos de desaparecidos.
Antes de anunciar a los primeros oradores, el locutor destacó que las agrupaciones juveniles habían “dejado de lado pequeñas diferencias” para organizar el primer acto unificado de la juventud que se identifica con las políticas del oficialismo. La búsqueda de la unidad se reflejaba en la presencia de Facundo Moyano (Juventud Sindical), Federico Martelli (MUP), Mariana Gras (Movimiento Bicentenario), Leonardo Del Grosso (JP Evita), Juan Gómez (JP Descamisados), referentes de espacios políticos que no formaron parte del grupo organizador, pero que igualmente respondieron a la convocatoria y movilizaron a sus militantes. “Bienvenidos al acto más importante de la juventud en estos siete años”, evaluó Cabandié en el primer discurso de la tarde
5-Hambre de Soja este documental le permitirá descubrir la otra cara del cultivo de la soja transgénica en la Argentina. La soja permite aumentar la producción, pero produce la desertificación del suelo, una masiva contaminación ambiental, pérdidas irreparables en la biodiversidad de ambientes naturales, la desaparición de alimentos básicos y un aumento de la desocupación, el hambre y la indigencia. Direccion: Marcelo Viñas
6-muro AntiterroristaExplica que la valla es una consecuencia directa de la ola de atentados suicidas y de la política palestina de incentivar el terrorismo. Israel no anexó territorios, ni determina límites políticos ni geográficos, ya que las fronteras entre el Estado de Israel y un futuro Estado palestino sólo serán determinadas en negociaciones de paz. Israel reivindica el derecho y la obligación de todo gobierno de garantizar la vida de sus ciudadanos y asegura que no existe otra manera de defenderse de los terroristas que mediante una separación física. "La valla es reversible; Las vidas humanas, No".
7-De Nuremberg a Nuremberg De Nuremberg a Nuremberg, el último trabajo realizado antes de su muerte, en 1990, por el cineasta y documentalista Frederic Rossif. Un magnífico documental histórico que gira en torno a los juicios del final de la Segunda Guerra Mundial. Montado a partir del material de archivo, se explica con rigor y sencillez el período comprendido entre 1935 y 1946. Es decir, desde que Hitler alcanza el poder absoluto en Alemania hasta los jucios de Nuremberg, en los que, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, se juzga de crímenes contra la humanidad a destacados dirigentes nazis.
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18- Arnas-children - Los chicos de Arna - Documental - Juliano Mer Khamis, director israelí de cine, aseguraba en Barcelona, tras la presentación de su documental "Los chicos de Arna": "sólo espero que tras ver esta película todos vosotros recordéis que los suicidas y resistentes palestinos son personas con nombre y apellidos, con una historia trágica tras de sí. La próxima vez que en un telediario os informen sobre el último ataque suicida palestino en Israel, recordad a los chicos de Arna".
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