LAS ABUELAS ANUNCIARON LA IDENTIFICACION DEL NIETO 102 QUE RECUPERA SU IDENTIDAD
Martes, 21 de septiembre de 2010
EL PAIS › LAS ABUELAS ANUNCIARON LA IDENTIFICACION DEL NIETO 102, QUIEN SE NEGO A LAS PRUEBAS DE ADN
“En el fondo, él desea saber quién es”
Estela Carlotto lo anunció ayer en la sede de Abuelas. Es el hijo de los militantes montoneros María Graciela Tauro y Jorge Daniel Rochistein, secuestrados en 1977. No quisieron dar el nombre del joven ni de su apropiador.
Por Alejandra Dandan
“El documento es de una persona que no existe –dijo Estela Carlotto– porque existe otra persona que va a tener que recuperarlo, y eso es obra de la Justicia.” La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo presentó así la noticia de la recuperación del nieto número 102. Un caso que no es sencillo, dijo, porque el joven no aceptó hacerse voluntariamente los análisis genéticos. Después de muchos años y de varios fallos judiciales, confirmaron finalmente que es hijo de María Graciela Tauro y de Jorge Daniel Rochistein, dos militantes de Montoneros secuestrados el 15 de mayo de 1977. El joven, del que no se dijo su nombre, no estuvo en la casa de las Abuelas para la conferencia de prensa. Hubo un dato en la causa que fue especialmente subrayado en Abuelas: la existencia de un allanamiento donde se fraguaron las pruebas con la intervención del mismo comisario que actuó en otros casos similares, como el de los hermanos Herrera Noble. “En el fondo, él desea saber quién es”, dijo Estela. “Y va a seguir amando a quien quiera.” Las Abuelas, siguió, “no pueden decir como dicen livianamente algunos miembros del Poder Judicial cuando dicen ‘pobrecitos’, ‘déjenlos’”, explicó. “Este es un derecho de acción pública: si las Abuelas dicen ‘pobrecito’ están encubriendo un delito, siendo parte, siendo cómplices, por eso tenemos que llevarlo a la Justicia.”
La sala de la sede de Abuelas estaba repleta de cámaras, micrófonos de televisión y voces de cronistas de tonos extranjeros. “Estamos en un país en democracia –explicó Carlotto cuando le preguntaron por el rol de los medios–, donde no tenemos que tener miedo para hablar de una situación que no está resuelta. Los medios pueden ser portadores de la verdad o pueden ocultarla.”
Las Abuelas mencionaron la historia de la causa del nieto 102, pero sobre la identidad del joven apropiado señalaron pocos datos. El joven se crió como hijo natural de un integrante de un grupo de tareas de la Fuerza Aérea, la fuerza de seguridad que mantuvo secuestrada a su madre en Mansión Seré desde donde la llevaron a dar a luz a la ESMA. Anoche, un cable de la agencia DyN divulgó el nombre del comodoro –prófugo de la Justicia desde hace años– que sería el apropiador del nieto recuperado. Pero, como solicitaron las Abuelas, Página/12 no lo dará a conocer para no obstaculizar el proceso de adaptación del joven a su nueva identidad.
Sus padres eran María Graciela Tauro y Jorge Daniel Rochistein. Ella era “La Gracie” entre sus familiares. Vivía en Bahía Blanca, tenía una hermana más chica, un padre tornero de los talleres del ferrocarril y propietario con su mujer de un quiosco de barrio. María Graciela estudió Bioquímica en la Universidad Nacional del Sur hasta tercer año, viajó a Buenos Aires, trabajó de empleada en una fábrica, era militante de la JUP y luego de Montoneros. Para sus compañeros era Raquel, Chela o Queda. Y era muy linda, dijo Estela, “tenía el cabello oscuro y ondulado”.
Jorge estudió Ciencias Económicas en la misma universidad. Su padre tenía una fábrica de carteras en Coronel Suárez, que luego mudó a Bahía Blanca. Jorge militaba en Montoneros. Entre sus compañeros era El Hippie, Ricardo o Iricardo. Los dos se conocieron durante los años de militancia, se casaron el 30 de enero de 1976 en Buenos Aires, y con los primeros meses del golpe estuvieron en el Gran Buenos Aires. Cuando los secuestraron, el 15 de mayo, ella llevaba cuatro meses y medio de embarazo. Pasaron por la Comisaría 3ª de Castelar, ella estuvo en el centro clandestino de Mansión Seré desde donde la llevaron a la ESMA. En noviembre de ese año dio a luz a un varón, asistida por el médico militar Jorge Luis Magnacco.
Según consta en la causa judicial, a ambos los ejecutaron en forma sumarísima durante un enfrentamiento fraguado de guerrilleros con militares, un procedimiento habitual en la época.
De lo que pasó después, Abuelas casi no dio información. La investigación para recuperar al niño se inició hace unos diez años por los datos de un represor, parte del grupo de tareas donde operó el apropiador del niño. Esa persona estuvo con María Graciela y pudo contar quién se llevó a la criatura. Su testimonio sin embargo cobró valor porque aportó además los datos de otro niño apropiado. Era el caso de Guillermo Francisco Gómez, que rápidamente se demostró que era nieto de Rosa Roisinblit. Ese apropiador, dijo Estela, “se animó por primera vez a hablar, cosa que ojalá todos los que participaron de la represión hicieran. Rosa lo supo hace ya diez años, en este caso demoró más porque el caso era mucho mas difícil”.
Como el joven se negó a realizar el estudio de ADN, el caso llegó a la Corte Suprema que se expidió contra la extracción obligatoria. Como sucede con el caso de los Noble Herrera, el tribunal consideró que se podían utilizar medidas alternativas para obtener la información genética. La causa estaba en manos del juez Rodolfo Canicoba Corral, quien ordenó un primer allanamiento para obtener muestras de sus objetos personales. “Como también sucedió en otros casos –explicó la presidenta de Abuelas–, las muestras fueron fraguadas y resultó imposible reconstruir el perfil genético.”
Los imputados supieron entre tres y cuatro días antes que se iba a hacer ese allanamiento. De acuerdo con los datos de la causa, le dieron a la Justicia un cepillo de dientes de la apropiadora. Canicoba volvió a convocar al joven. Esta vez, él mismo le compró ropa, ordenó el secreto de sumario y se aseguró de llamarlo después de un día de trabajo. Lo convocó a su despacho y presenció el momento en el que se quitaba y cambiaba la ropa para asegurarse de que no hubiese otro error.
Cuando le preguntaron a la presidenta de Abuelas por esa medida y la relación con el caso Noble Herrera, ella respondió: “La Justicia debiera ordenar la extracción como lo hizo Canicoba”.
Pero las Abuelas mencionaron otro dato. El allanamiento que ordenó Canicoba se hizo en mayo de 2008 y estuvo a cargo del subcomisario Carlos Garaventa de la División de Seguridad de Estado de la Policía Federal. En mayo de este año, Garaventa intervino en el allanamiento de los Herrera Noble. “Casualmente –dijo Estela–, en ambos procedimientos intervino el mismo jefe policial”. Garaventa fue separado de la fuerza el mes pasado (ver recuadro)
Con el avance de las investigaciones en Abuelas, ahora se sabe además que esa misma división estuvo a cargo de otro procedimiento fraguado en el año 2006 en el marco de la causa por la apropiación de Alejandro Sandoval Fontana por el gendarme Víctor Rei. Alejandro estaba ayer en la sede de Abuelas. En su caso, la policía llamó 48 horas antes a su apropiador para avisarle del operativo. Rei llamó a Alejandro a Campo de Mayo para que pase a buscar un cepillo de dientes suyo, un peine, una remera y una toalla. Elementos a los que sumó además el cepillo de dientes de un hijo biológico con la intención de fraguar los resultados. Alejandro declaró sobre el allanamiento hace dos meses en el juzgado de Sandra Arroyo Salgado, a cargo de la investigación de la causa Noble Herrera. Pero declaró en una causa paralela.
“Permitime, que quiero decir una cosa”, le pidió a Estela el secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde. “En este caso, con todas las dificultades que tuvo, se llegó a saber la verdad: eso nos fortalece la idea de que a pesar de todas las medidas dilatorias la Justicia va a avanzar”, concluyó.
María Graciela Tauro y Jorge Daniel Rochistein, los padres del nieto 102, fueron secuestrados en mayo de 1977.
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-153531-2010-09-21.html
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María Graciela y Jorge
Publicado el 21 de Septiembre de 2010
María Graciela Tauro y Jorge Daniel Rochistein fueron secuestrados el 15 de mayo de 1977 en la localidad bonaerense de Hurlingham. Los dos habían nacido en Bahía Blanca, militaban en la organización Montoneros y no superaban los 25 años cuando fueron desaparecidos por la dictadura cívico militar.
Jorge nació el 25 de octubre de 1952. Estudió Ciencias Económicas en la Universidad Nacional del Sur. Era conocido como “El hippie”, “Ricardo” o “Iricardo”.
María Graciela nació el 9 de febrero de 1953. Estudió la carrera de Bioquímica en la Universidad Nacional del Sur, hasta tercer año. Ya viviendo en Buenos Aires, trabajó como empleada en una fábrica. Militó en la JUP y luego en la organización Montoneros. Sus compañeros la conocían como “Raquel”, “Chela” o “Quela”.
La pareja se conoció en la etapa de la militancia en el ámbito estudiantil. Después de un largo noviazgo, se casaron en Buenos Aires el 30 de enero de 1976. Vivieron en varios lugares del Gran Buenos Aires. Fueron vistos juntos en la Comisaría 3º de Castelar y en el centro clandestino de detención Mansión Seré. La joven estaba embarazada de cuatro meses y medio, y fue trasladada a la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA) para dar a luz. En noviembre de 1977 tuvo un varón, asistida por el ginecólogo del Hospital Naval Jorge Luis Magnacco, quien también participó del parto de Patricia Julia Roisinblit.
Los padres del nuevo nieto recuperado fueron ejecutados de forma sumaria en un enfrentamiento fraguado entre Montoneros y militares.
En 2005, Magnacco fue condenado a 10 años de prisión por su participación en el secuestro de Rodolfo Pérez, nieto de la vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Rosa Roisinblit. Rodolfo fue restituido a su abuela en 2001, pero durante 23 años estuvo apropiado por el matrimonio conformado por Francisco Gómez y Teodora Jofré
http://tiempo.elargentino.com/notas/maria-graciela-y-jorge
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Stella Calloni
Buenos Aires, 20 de septiembre.
Las Abuelas de Plaza de mayo anunciaron hoy la recuperación del nieto número 102, un abogado hijo de desaparecidos que fue robado por un militar en el centro clandestino de detención de la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma), durante la pasada dictadura (19876-1983).
Sus padres Graciela Tauro y Jorge Rochistein fueron secuestrados el 15 de mayo de 1977 y antes de llegar a la Esma pasaron por otros centros clandestinos de detención. En este último lugar nació el hombre recuperado ahora y allí fue robado.
Su identidad aún permanece bajo reserva por lo cuál algunos familiares biológicos acompañaron a las Abuelas en el anuncio.
Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas, explicó que no es un caso sencillo. "Él está pasando por un proceso muy duro y hay que acudir a la paciencia en estas dolorosas circunstancias. Pero las Abuelas tenemos experiencias y sabemos que este caso va a terminar bien, como sucedió con otros. Hay que imaginar lo que es para cada uno de estos jóvenes cuando se enteran de la cruel verdad".
El hallazgo del joven se produjo por un aviso a la Abuelas que comenzaron su silenciosa investigación. En este caso, el juez Rodolfo Canicoba Corral fue quien directamente le comunicó al joven la sospecha de que podía ser hijo de desaparecidos, y aunque éste no permitía que se le realizaran los exámenes de sangre, el magistrado realizó un allanamiento imprevisto y el joven aceptó entregar la ropa que estaba usando.
Antes de esto, sus datos genéticos habían sido modificados previamente para engañar a los familiares y Abuelas, como sucedió en el caso de los dos hijos adoptados durante la dictadura por la directora del Grupo Clarín, Ernestina Herrera de Noble, burlando de esta manera a la justicia.
Mediante los estudios genéticos se comprobó que era hijo del matrimonio Tauro -Rochistein.
Por su parte, el abogado de Abuelas, Alan Lud, explicó el correcto accionar del juez en este caso, ante el intento que hubo de falsificar las pruebas genéticas, lo que "conforma un antecedente de lo que puede hacer un magistrado para resolver la identidad de un joven apropiado", dijo.
Carlotto sostuvo que el recurso usado por el magistrado se ha utilizado en otros casos. "Por eso sorprenden las dilaciones y obstáculos en la causa de la dueña de Clarín".
También las Abuelas denunciaron que “casualmente el jefe policial del operativo (donde sólo se obtuvo una muestra fraguada para la identidad) fue el mismo que intervino en los allanamientos en la causa judicial que intenta desde hace años establecer la identidad de Marcela y Felipe Noble-Herrera”.
Estos entregaron ropas contaminadas con diversos ADN y se han negado, junto con su madre adoptiva a entregar muestras de sangre al Banco Nacional de Datos Genéticos. Asimismo denunciaron complicidades de la Policía Federal en el caso del último nieto recuperado, cuyo apropiador, un militar retirado está prófugo y está inculpada su esposa por el robo del niño.
"Este nuestro nieto 102 sabemos que fue sacado de la Esma por este criminal ahora prófugo y sabemos que es parte del aparato represivo", dijo Carlotto.
También en estos días se han activado nuevas demandas por el tema de la participación de algunos medios masivos de comunicación en las operaciones de los militares. Uno de estas demandas es conmovedora, como una de las tantas historias negras de la dictadura.
Se trata de la denuncia de Alejandrina Barry ,cuyos padres fueron secuestrados y asesinados en Uruguay en 1977 y que a los dos años fue utilizada para mostrarla en revistas afines a los dictadores argentinos como una "niña abandonada por subversivos".
"Esto muestra cómo existió una campaña mediática de apoyo a la dictadura", dijo Alejandrina, quien había nacido en la cárcel de Olmos en Buenos Aires el 19 de mayo de 1975, cuando su mamá estaba como detenida política y salió en libertad poco antes de que llegara la dictadura militar el 24 de marzo de 1976.
Sus padres Juan Alejandro Barry y Susana Mata, dos militantes montoneros asesinados el 15 y el 16 de diciembre de 1977 en Uruguay, habían huido a ese país, después de la desaparición en Buenos Aires de un familiar. Mientras Alejandrina estuvo en manos de militares uruguayos la utilizaron para tomarle fotos destinadas a una campaña publicitaria que desarrollarían luego los militares argentinos .
"A mí me usaron como un conejito de Indias. Servía más para que ellos hicieran su publicidad que apropiada. No es que me entregaron sin más a mis abuelos. Fue una decisión política. Me entregaron a cambio de poder hacer esa gran campaña. Me usaron para decir que los subversivos merecían morir porque dejaban solos y abandonados a sus hijos", contó Alejandrina al diario Miradas al Sur. Ahora inició una querella contra la editorial y también contra los responsables periodísticos de los medios de ese grupo: Samuel Gelblung (Gente); Gustavo Landívar, Héctor D’Amico y Jorge Gutiérrez (Somos), y Lucrecia Gordillo y Agustín Botinelli (Para Ti).
"La mía no fue una nota aislada. Todas las semanas salía alguna nota por el estilo. Y deben ir presos los responsables como instrumentos esenciales para legitimar el terror. Fueron el brazo mediático de la dictadura. Y hay que mostrar lo que se empezó a discutir: la dictadura no fue una obra de militares locos, sino que fue una dictadura cívico militar".
Las Abuelas de Plaza de Mayo han restituido más de un centenar de identidades.
Tiene 32 años y acaba de conocer su verdadera identidad: se trata de un joven hijo de desaparecidos durante el último régimen militar en Argentina (1976-1983), que confirmó su filiación tras realizarse pruebas de ADN.
La organización Abuelas de Plaza de Mayo identificó así al nieto "número 102", al que le "recuperaron" su identidad biológica.
El nombre del joven no fue difundido, porque –según expresó la presidenta del organismo, Estela Barnes de Carlotto- aún "está procesando la noticia". Trascendió, sin embargo, que se trata de un abogado especializado en temas medioambientales que trabaja como empleado estatal.
"No es un caso sencillo, el joven no está acá con nosotros porque está en un proceso muy duro. No es el único, la experiencia que tenemos de casos anteriores nos permite suponer que éste va a terminar bien", señaló Carlotto ante BBC Mundo.
Según se informó, el joven nació en noviembre de 1977 en la ex Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA), donde funcionó el mayor centro clandestino y por el que pasaron unos 5.000 detenidos durante los llamados "años de plomo".
Los exámenes genéticos determinaron con 99,99% de certeza que sus padres son María Graciela Tauro y Jorge Daniel Rochistein, secuestrados en 1977 cuando la mujer estaba embarazada de cuatro meses y medio.
"La única abuela que tiene este joven vive en Mar del Plata (al sur de la capital), no está bien de salud pero tiene otros parientes y están festejando haber encontrado a quien por tantos años hemos buscado", señaló la presidenta de la organización, quien todavía no ha hallado a su propio nieto.
clic Lea: Las Abuelas de Plaza de Mayo defienden el Banco Genético de Argentina
En cautiverio
No es un caso sencillo, el joven no está acá con nosotros porque está en un proceso muy duro. No es el único, la experiencia que tenemos de casos anteriores nos permite suponer que éste va a terminar bien
Estela Barnes de Carlotto, presidenta de la organización Abuelas de la Plaza de Mayo.
Tauro y Rochistein integraban la organización Montoneros, una guerrilla formada en los años setenta por activistas de izquierda y grupos peronistas, y se habían conocido durante la etapa de militancia estudiantil.
En mayo de 1977, fueron tomados por fuerzas paramilitares en la localidad de Hurlingham, al oeste de Buenos Aires, y –según el relato de testigos- la mujer pasó por la cárcel clandestina conocida como "Mansión Seré" antes de ser llevada a la ESMA.
Desde entonces, el joven ha sido criado por la familia de un oficial de la Fuerza Aérea, quien hoy se encuentra prófugo de la Justicia, acusado de apropiación ilegal de la criatura e inscripción con nombre falso.
Las sospechas sobre los vínculos sanguíneos con los Tauro-Rochistein surgieron por las declaraciones de un ex militar involucrado en tareas de represión durante el régimen, lo que –según señalan desde Abuelas- disparó el inicio de una investigación en el fuero federal.
"Cuando empezamos el tema judicial, él se escapó. No sabemos dónde está, aunque suponemos que estará siendo buscado, ahora que apareció la prueba del delito", señaló Carlotto.
"No" al test
Se sospecha que los hermanos adoptados por la dueña del grupo de medios Clarín son hijos de desaparecidos.
Como ha ocurrido en casos anteriores, el "nieto 102" se había negado a hacerse las pruebas genéticas para comprobar la filiación.
Sin embargo, el juez que lleva adelante la causa, Rodolfo Canicoba Corral, dispuso que se le extrajera una muestra de ADN mediante una requisa de ropa sin aviso previo, en la que se obtuvieron cuatro prendas.
Se trató de una medida de "último recurso", según expresaron desde los tribunales, después de que otros intentos de obtener material genético concluyeran con la entrega de muestras manipuladas.
Desde 2009, la ley argentina convalida métodos de extracción compulsiva de ADN, mediante allanamientos y secuestro de objetos, para casos de imputados o víctimas de violaciones a los derechos humanos.
El mismo recurso fue interpuesto en el caso de los hermanos Noble Herrera, hijos adoptivos de la dueña del multimedios Clarín, el principal del país, de los que se sospecha que son hijos de desaparecidos.
Ahora, desde la organización Abuelas esperan que el caso del "nieto 102" sirva como antecedente para avanzar en la causa Noble-Herrera, que lleva siete años sin resolverse y se ha tornado de alto voltaje político.
clic Lea también: Polémica de sangre, Clarín vs. gobierno argentino
"Una familia que no es la tuya"
Quedan por rastrear otros 400 niños nacidos de madres secuestradas, según las Abuelas de Plaza de Mayo.
Las Abuelas de Plaza de Mayo llevan adelante una tarea de búsqueda de familiares que, por el momento, ha restituido más de un centenar de identidades. Pero, según sus estimaciones, quedan por rastrear otros 400 niños nacidos de madres secuestradas.
El último hallazgo había sido anunciado en febrero pasado, cuando Francisco Madariaga Quintela se convirtió en el "nieto 101".
"Tenía cada vez más dudas, llevaba diez años con eso. ¿Cómo iba a dudar si ellos (la familia adoptiva) eran mis padres? Me sentía mal. Un día sentí que no podía más… Es difícil de explicar, pero se lleva adentro esa sensación de no sentirte parte de esa familia que no es la tuya", relató el joven, entrevistado por BBC Mundo tras conocer su verdadera identidad.
Durante más de tres décadas, creció en el seno de una familia vinculada con la represión ilegal: su padre está acusado y detenido por crímenes de lesa humanidad.
Su caso, sin embargo, fue de fácil resolución: apenas 15 días bastaron desde que llegó a la organización de derechos humanos hasta que conoció a su padre, que lo había buscado desde su regreso del exilio, en 1983, y hoy trabaja en la sede de Abuelas.
"La mayoría de estas historias termina con que, cuando sabés la verdad, no encontrás a nadie. Yo tengo una historia muy particular, con un papá que me puede contar quién era mi mamá (Silvia)", señaló Madariaga, quien dice que le debe "la vida a las Abuelas".
Por la campaña de estas mujeres, más de 3.000 jóvenes han pasado por la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) para investigar su procedencia. Y es por esta labor que un grupo de políticos, ONG e intelectuales promueven la candidatura de Abuelas para el Premio Nobel de la Paz.
http://www.bbc.co.uk/mundo/cultura_sociedad/2010/09/100920_argentina_identificado_nieto_102_fp.shtml
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