Strassera: "Los Kirchner matan y torturan a las instituciones"
TIMERMAN - VICTOR HUGO MORALES 2010 09 21
SOBRE BOTNIA
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SOBRE CHILE Y STRASSERA
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durante la gestión de Raúl Alfonsín
El fiscal había pedido anular la venta
ver acá_
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CONTRADICCIONES
Papel Prensa y las contradicciones del “testigo clave” de La Nación Gustavo Caraballo - Sep 19
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Aprobado el 17 de julio de 1998 por la Conferencia Diplomática de Plenipotenciarios de las Naciones Unidas sobre el establecimiento de una corte penal internacional.
PREÁMBULO
Conscientes de que todos los pueblos están unidos por estrechos lazos y sus culturas configuran un patrimonio común y observando con preocupación que este delicado mosaico puede romperse en cualquier momento,
Teniendo presente que, en este siglo, millones de niños, mujeres y hombres han sido víctimas de atrocidades que desafían la imaginación y conmueven profundamente la conciencia de la humanidad,
Reconociendo que esos graves crímenes constituyen una amenaza para la paz, la seguridad y el bienestar de la humanidad,
Afirmando que los crímenes más graves de trascendencia para la comunidad internacional en su conjunto no deben quedar sin castigo y que, a tal fin, hay que adoptar medidas en el plano nacional e intensificar la cooperación internacional para asegurar que sean efectivamente sometidos a la acción de la justicia,
Decididos a poner fin a la impunidad de los autores de esos crímenes y a contribuir así a la prevención de nuevos crímenes,
Recordando que es deber de todo Estado ejercer su jurisdicción penal contra los responsables de crímenes internacionales,
Reafirmando los Propósitos y Principios de la Carta de las Naciones Unidas y, en particular, que los Estados se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado o en cualquier otra forma incompatible con los propósitos de las Naciones Unidas,
Destacando, en este contexto, que nada de lo dispuesto en el presente Estatuto deberá entenderse en el sentido de que autorice a un Estado Parte a intervenir en una situación de conflicto armado en los asuntos internos de otro Estado,
Decididos, a los efectos de la consecución de esos fines y en interés de las generaciones presentes y futuras, a establecer una Corte Penal Internacional de carácter permanente, independiente y vinculada con el sistema de las Naciones Unidas que tenga competencia sobre los crímenes más graves de trascendencia para la comunidad internacional en su conjunto,
Destacando que la Corte Penal Internacional establecida en virtud del presente Estatuto será complementaria de las jurisdicciones penales nacionales,
Decididos a garantizar que la justicia internacional sea respetada y puesta en práctica en forma duradera,
Han convenido en lo siguiente:
Artículo 7
Crímenes de lesa humanidad
1. A los efectos del presente Estatuto, se entenderá por "crimen de lesa humanidad" cualquiera de los actos siguientes cuando se cometa como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil y con conocimiento de dicho ataque:
a) Asesinato;
b) Exterminio;
c) Esclavitud;
d) Deportación o traslado forzoso de población;
e) Encarcelación u otra privación grave de la libertad física en violación de normas fundamentales de derecho internacional;
f) Tortura;
g) Violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado, esterilización forzada u otros abusos sexuales de gravedad comparable;
h) Persecución de un grupo o colectividad con identidad propia fundada en motivos políticos, raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos, de género definido en el párrafo 3, u otros motivos universalmente reconocidos como inaceptables con arreglo al derecho internacional, en conexión con cualquier acto mencionado en el presente párrafo o con cualquier crimen de la competencia de la Corte;
i) Desaparición forzada de personas;
j) El crimen de apartheid;
k) Otros actos inhumanos de carácter similar que causen intencionalmente grandes sufrimientos o atenten gravemente contra la integridad física o la salud mental o física.
2. A los efectos del párrafo 1:
a) Por "ataque contra una población civil" se entenderá una línea de conducta que implique la comisión múltiple de actos mencionados en el párrafo 1 contra una población civil, de conformidad con la política de un Estado o de una organización de cometer esos actos o para promover esa política;
b) El "exterminio" comprenderá la imposición intencional de condiciones de vida, la privación del acceso a alimentos o medicinas entre otras, encaminadas a causar la destrucción de parte de una población;
c) Por "esclavitud" se entenderá el ejercicio de los atributos del derecho de propiedad sobre una persona, o de algunos de ellos, incluido el ejercicio de esos atributos en el tráfico de personas, en particular mujeres y niños;
d) Por "deportación o traslado forzoso de población" se entenderá el desplazamiento de las personas afectadas, por expulsión u otros actos coactivos, de la zona en que estén legítimamente presentes, sin motivos autorizados por el derecho internacional;
e) Por "tortura" se entenderá causar intencionalmente dolor o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, a una persona que el acusado tenga bajo su custodia o control; sin embargo, no se entenderá por tortura el dolor o los sufrimientos que se deriven únicamente de sanciones lícitas o que sean consecuencia normal o fortuita de ellas;
f) Por "embarazo forzado" se entenderá el confinamiento ilícito de una mujer a la que se ha dejado embarazada por la fuerza, con la intención de modificar la composición étnica de una población o de cometer otras violaciones graves del derecho internacional. En modo alguno se entenderá que esta definición afecta a las normas de derecho interno relativas al embarazo;
g) Por "persecución" se entenderá la privación intencional y grave de derechos fundamentales en contravención del derecho internacional en razón de la identidad del grupo o de la colectividad;
h) Por "el crimen de apartheid" se entenderán los actos inhumanos de carácter similar a los mencionados en el párrafo 1 cometidos en el contexto de un régimen institucionalizado de opresión y dominación sistemáticas de un grupo racial sobre uno o más grupos raciales y con la intención de mantener ese régimen;
i) Por "desaparición forzada de personas" se entenderá la aprehensión, la detención o el secuestro de personas por un Estado o una organización política, o con su autorización, apoyo o aquiescencia, seguido de la negativa a informar sobre la privación de libertad o dar información sobre la suerte o el paradero de esas personas, con la intención de dejarlas fuera del amparo de la ley por un período prolongado.
3. A los efectos del presente Estatuto se entenderá que el término "género" se refiere a los dos sexos, masculino y femenino, en el contexto de la sociedad. El término "género" no tendrá más acepción que la que antecede.
http://www.derechos.net/doc/tpi.html
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Julio Strassera investigó la relación entre Graiver y Montoneros. Contó que Papaleo nunca dijo una palabra sobre el asunto y señaló que desde el Gobierno “para cualquier enemigo político se inventa un crimen de lesa humanidad o relación con la dictadura”.
El ex fiscal a cargo del juicio contra las juntas militares, Julio César Strassera, contó que conoció a Lidia Papaleo de Graiver durante el proceso judicial que investigó la vinculación de David Graiver con la agrupación Montoneros.
Y que la viuda de David Graiver nunca mencionó la venta de la empresa en sus testimonios. Según Strassera, “yo fui el fiscal en el proceso de Lidia Papaleo, yo fui a verla internada y llevé la orden de sacarle las esposas. Nunca se dijo nada sobre Papel Prensa”, indicó en declaraciones a radio La Red.
“En esa causa se analizó la relación de Graiver con Montoneros y jamás se habló de Papel Prensa”, indicó el ex fiscal del juicio a las juntas.
Para Strassera, “David Graiver fue banquero de los Montoneros y eso era lo que reclamaban, reclamaban el dinero. Nunca escuché que se habían adueñado de Papel Prensa”, precisó el ex fiscal.
"Hablé mucho con Lidia Papaleo. Jamás dijo una palabra de Papel Prensa en ese momento. Me lo hubiera dicho", explicó Strassera en declaraciones.
"Isidoro Graiver salió a defenderlos y dijo que vendió las acciones con total libertad. La única presión que tenía Lidia era del lado de Montoneros", remarcó. Y aclaró: "Los diarios ni siquiera le insinuaron que vendiera Papel Prensa", agregó.
Strassera criticó al Gobierno nacional al decir que “para cualquier enemigo político se inventa un crimen de lesa humanidad o relación con la dictadura”, abundó.
El prestigioso abogado explicó que "de ninguna manera podrían ser juzgados los compradores por crímenes de lesa humanidad. Se inventan el concepto de lesa humanidad. No se puede decir que cualquier crimen esa de lesa humanidad para perseguir a la gente", aseveró.
En declaraciones radiales efectuadas esta mañana, el ex fiscal señaló que “este informe viene de los falsificadores del Indec, le quita toda credibilidad. A cualquier enemigo político hay que inventarle un crimen de lesa humanidad o una vinculación con la dictadura. Es deleznable", finalizó Julio César Strassera.
http://www.clarin.com/politica/proceso-Lidia-Papaleo-Papel-Prensa_0_323967799.html-----------
Julio Strassera reivindica el valor del juicio a las Juntas Militares y dice que ahora "se especula" con los procesos a ex militares. Réplicas al Gobierno
A 25 años del histórico alegato en el juicio a las juntas militares, con su emotivo: "quiero utilizar una frase que no me pertenece, porque pertenece ya a todo el pueblo argentino. Señores jueces: 'Nunca más'", el ex fiscal Julio César Strassera afirma que ese día lo tiene "muy grabado porque justo fue un 18 de septiembre, día de mi cumpleaños, voy por los 78. Fue muy emocionante. Lo tenía todo apuntado, hasta ese final".
De elegante blazer azul, pantalón gris, camisa celeste, corbata de lana al tono, zapatos y cinturón marrón, espera fumando en la planta baja de un coqueto edificio de departamentos de la calle Gelly y Obes, de Recoleta, donde vive con su mujer, Marisa, y su hijo, Julián, también abogado, de 39 años.
Apaga el cigarrillo, se acerca hasta el auto y antes de subir comenta: "¿Ve esa entrada? Allí hace 37 años le metieron una bomba al padre Carlos Mujica. Me acuerdo como si fuera hoy, estaba todo el frente metido hacia adentro, ese día no estaba y al poco tiempo lo acribillaron a balazos en la villa donde trabajaba", recuerda.
El acusador de las juntas militares que ocuparon el gobierno desde el `76 hasta el `83 recuerda con emoción, durante el viaje hasta una parrilla de San Telmo: "esta calle Gelly y Obes siempre fue mi preferida. Hace más de 50 años, cuando era un joven abogado, soñaba con vivir alguna vez allí. Y ahora estoy aquí. Lo conseguí, sin proponérmelo, se dio así".
Se trata de un barrio exclusivo, rodeado de embajadas. Con lujosos y antiguos palacetes que contrastan con unos pocos edificios modernos. Paisaje urbano enriquecido con callecitas cortadas, empedrados e interminables árboles centenarios.
Strassera ya no consume tres atados diarios de cigarrillos como lo hacía en la época en que juzgaron a los militares. "Fumo algo menos. Ahora tengo un poco de tos y debo cuidarme", afirma mientras a paso lento, por una hernia, tratada con la colocación de una malla protectora, ingresa al restaurante que suele frecuentar.
Los mozos se le cuadran con mucho respeto, pero él corta esa solemnidad con un leve movimiento de su mano derecha, extendiéndola amablemente y firme para saludarlos con una sonrisa, uno por uno. Los comensales siguen con sus miradas su paso hasta la mesa redonda reservada.
"AGRAVIADO"
"Es grave ser agraviado por parte de un jefe de Gabinete de Ministros, que tiene por su cargo un mayor deber de cuidado. No soy el único que ha sufrido estos ataques", afirma Strassera en tono severo.
Aníbal Fernández había dicho, entre otras cosas, que en la época de la dictadura el ex fiscal Strassera "maltrataba a los compañeros detenidos".
"Estos ataques empezaron -contesta Strassera- cuando di mi opinión sobre el caso Papel Prensa. Yo dije que jamás se habló de ello (de supuestas amenazas y presiones a la familia Graiver para que vendiera las acciones) durante el juicio. Fui fiscal de la causa del grupo Graiver, en la que sólo se investigó la relación con los Montoneros", relata con pausa.
"Después de esta denuncia que hizo el Gobierno, Isidoro Graiver declara que no fue presionado y que vendió Papel Prensa al mejor precio posible, y ahí empiezan los ataques", afirma.
También dice que "los que más presionaron a los Graiver fueron los Montoneros, que pedían los 17 millones de dólares que les habían dado, producto del secuestro de los hermanos Born".
Con respecto a los cargos que ocupó en la época de la dictadura, Strassera aclara que fue primero secretario y luego fiscal. Con este último cargo "me negué a conceder una prórroga en un hábeas corpus, desde el gobierno militar me pedían que aguantara a que llegara Videla para que firmara un decreto de pase a disposición al Poder Ejecutivo. Pero no hice caso y me expedí. Creo que por ello me ascendieron a juez de sentencia, para sacarme del medio. Nunca nadie se quejó por mis actuaciones en la Justicia de entonces".
"AHORA ES FACIL"
El fiscal luego carga contra la presidenta Cristina Fernández y su esposo Néstor Kirchner. "No hicieron nunca nada. Ni un sólo hábeas corpus. Y fíjese que hasta (Carlos) Menem firmó. Como dijo alguien en estos días: con la detonación de la primera cevita huyeron a Santa Cruz. Es así, en su momento no se interesaron, no les importó".
"Ahora para ellos es fácil, todos están debilitados. En cambio nosotros los juzgamos con el revólver en la nuca. Era otra cosa. Había represores que todavía ocupaban sus cargos. Hubo dos levantamientos militares. Sin ese juicio no hubiera sido posible esto. Recuerdo que en la campaña presidencial del `83, Italo Lúder decía que estaba a favor de la ley de amnistía. Si ganaba no iba a haber juicios", reflexiona.
"Como esto lo tengo muy claro, y ellos también, no se ponen a debatir y sólo recurren al peor de los argumentos, atacar a la persona. Por ello Aníbal Fernández siempre sale a decir éste o que es un idiota, inútil, o un ladrón. Va sólo con calificativos contra el hombre. Esto es porque no tiene argumentos para discutir, ni ideas", argumenta.
"JUICIOS DE NUNCA ACABAR"
"Creo que los juicios deben unificarse y terminarlos para el bien de todos. Hay un proyecto en tal sentido presentado en el Congreso Nacional, pero nunca lo trataron, porque, repito, no quieren que terminen".
A 25 años de aquel alegato que marcó un hito, Strassera es -todavía- un protagonista y un testigo privilegiado de la historia. Por eso su voz ha vuelto a sonar con fuerza en estos días en los que se revisan capítulos del pasado.
ENRIQUE RUSSO
http://www.eldia.com.ar/edis/20100919/elpais24.htm
EL CLARIN DE LA DICTADURA - CLARIN Y LOS CENTROS CLANDESTINOS - Sep 10
PAPEL PRENSA, LA LIBERTAD DE EXPRESION Y LA OPOSICION AUSENTES Y SIN VERGUENZA - Mejor no hablar de ciertas cosas!! - Sep 17
David graiver: Donde esta, y que rostro tiene...
Por Magdalena Ruiz Guiñazu
Respaldo. El ex fiscal, de vacaciones en Punta del Este, apoya que la anulación de las leyes del perdón fuera vía la Corte.
Este 2008 trae a la memoria de los argentinos un impresionante aniversario. Se cumplen exactamente 23 años de aquella famosa frase con la que el entonces fiscal Julio Strassera diera término a la lectura de la sentencia con que culminó el juicio a las Juntas Militares que gobernaron a nuestro país durante la dictadura.
—Señores, nunca más…
A pesar del reiterado pedido del entonces camarista Arslanian: “Silencio en la sala…”, los vetustos muros del edificio de Tribunales se estremecieron ante el clamor de un público profundamente conmovido.
Veintitrés años después, entonces, en el fragor de este verano 2008, nos sentamos frente al mar con el doctor Strassera simplemente para recordar un acontecimiento que fue particularmente significativo no sólo en la historia argentina sino también en el Derecho Internacional.
—¿Qué recuerda, doctor, del día en el que fueron a ofrecerle convertirse en el fiscal del juicio a los comandantes?
Strassera enciende uno de sus innumerables cigarrillos:
—Dudé un poco. Yo era entonces juez de Sentencia y pedí una semana para pensarlo. Me contestaron, en cambio: “Tenés 24 horas”. Entonces acepté. Hacía dos años que era juez de Sentencia y no sabía (nadie tampoco sabía) el nivel de tarea que íbamos a tener por delante.
—Pero, ¿cómo surgió la idea del juicio a los comandantes? Si mal no recuerdo fue casi simultáneo con el advenimiento de la democracia…
—En efecto. Lo que ocurrió es que ya se había reformado el Código de Justicia Militar, se había dictado el Decreto 158 que ordenaba enjuiciar ante el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas que, bueno es recordarlo, no hizo absolutamente nada. El Consejo tenía, incluso, la opción de dictar sentencia en un plazo determinado. Al no hacerlo, la Cámara Federal podía abocarse al tema, que fue lo que finalmente hizo.
—Usted recordaba recién aquellas 24 horas que le otorgaron para decidirse. ¿Cómo formó su equipo?
—Fue algo simultáneo al momento en el que acepté enfrentar este juicio. Me hice presente en la Fiscalía de la Cámara Federal, que contaba con su personal habitual: con su secretario, nada más. Frente al hecho de que no había más remedio que ir a juicio, comencé a buscar gente. Traje a algunos de otras dependencias y el único que aceptó venir a colaborar conmigo a nivel de la Fiscalía, fue Luis Moreno Ocampo (a quien yo no conocía pero del que me habían hablado muy bien) que, como le decía, aceptó. Ocurrió algo semejante con lo que sucedió en el Equipo de Antropología Forense. El doctor Clyde Snow (un hombre de fama internacional que, incluso, había reconstruido los restos de Tutankamón) no tuvo aceptación entre los antropólogos formados y, por eso, eligió a gente entonces muy joven, algunos a punto de recibirse.
—Recuerdo, doctor Strassera, que el año pasado, en Roma, el fiscal Caporale (a cargo del juicio por los desaparecidos argentinos de origen italiano) nos comentaba que no se subraya suficientemente el hecho de que el caso argentino (creo que junto al del juicio a los coroneles griegos) es prácticamente único en el mundo. Nuremberg, por ejemplo, tuvo jueces pertenecientes a las fuerzas aliadas y sólo fiscales alemanes.
—Por supuesto. Yo lo he dicho muchas veces. Es un caso único que, inclusive, se diferencia del juicio en Grecia. ¿Por qué? Pues simplemente por el hecho de que los coroneles griegos fueron juzgados por un tribunal militar y condenados por traición a la patria y no por violaciones a los derechos humanos. El juicio a las Juntas es único en la historia por varias razones. En primer término, porque intervenía un tribunal civil que fue la Cámara Federal, que llevaba años en el país y no fue creada especialmente para este juicio, y luego porque se aplicó el Código Penal que puede serle también aplicado a cualquier ciudadano como usted o como yo.
—Llama entonces doblemente la atención (y se lo mencionamos al entonces presidente Kirchner en su momento) que un hecho jurídico tan importante a nivel internacional nunca se menciona desde el gobierno kirchnerista, tan interesado en los derechos humanos…
Strassera aspira lentamente un nuevo cigarrillo:
—Bueno, el gobierno del doctor Kirchner ha querido monopolizar el tema de los derechos humanos y yo desearía recordarle que, si fuera por el Partido Justicialista al que pertenece, no hubiera habido juicio. Italo Luder, por ejemplo, decía que la Ley de Autoaministía era válida. En fin… pretextos siempre pueden encontrarse. Era una forma de cubrirse ante ulteriores eventualidades. Tampoco ningún legislador justicialista aceptó integrar la Conadep (Comisión Nacional por la Desaparición de Personas). Yo recuerdo que en el acto en la ESMA, el entonces presidente Kirchner dijo (y Alfonsín se enojó muchísimo) que en 20 años de democracia no se había hecho nada en materia de derechos humanos.
—Bueno, a nivel personal, el presidente Kirchner hizo algunos llamados conciliatorios…
—Sí, a nivel personal. Pero públicamente nunca se retractó, que es lo que debería haber hecho.
—Esto produjo en su momento muchos comentarios…
—Sí, pero también reconozco que dije públicamente que la Corte Suprema de Justicia removida por Kirchner era un desastre y esto, quiero reconocerlo, fue algo que su gobierno hizo bien. En su momento dije: “El Presidente tiene razón, pero no puede salir a hablar mal del titular de la Corte Suprema por la cadena nacional, porque esto trae consecuencias. Mañana van a decir (que fue, por otra parte, lo que ocurrió) que el presidente embiste contra la Corte Suprema”. Tal cual. Al día siguiente, Kirchner (posiblemente mal informado) salió a decir que yo no podía hablar porque había sido fiscal de la dictadura. Hasta Morales Solá dedicó una columna al tema en el diario La Nación.
—¿Y usted qué le habría contestado si lo hubiera tenido enfrente?
—Mire, a Kirchner le hubiera contestado muchas cosas. Por ejemplo, que no recordaba que él, como abogado, hubiera patrocinado un hábeas corpus. Es muy fácil, hoy, monopolizar los derechos humanos.
—¿Para usted no fueron una desilusión las leyes de perdón (Obediencia Debida y Punto Final)?
—Se ha hablado mucho sobre esto y también lo he dicho varias veces: fueron leyes dictadas por absoluta necesidad. Esto lo ha reconocido el propio Alfonsín. No hay que olvidar que fueron leyes dictadas después de dos levantamientos militares. Ahora todo parece muy fácil. Aquella era una democracia muy frágil y en aquel momento no se podía presionar a cualquiera. Yo recuerdo (y lo digo porque es algo público) que el senador Adolfo Gass, que tiene un hijo desaparecido, me vino a ver a la Fiscalía y, con lágrimas en los ojos, me dijo: “Strassera, yo voy a votar favorablemente estas leyes porque no queda más remedio”. Gass había pasado por la experiencia de ser uno de los legisladores que fue a Campo de Mayo cuando el levantamiento de Aldo Rico. Había allí mucha gente insultando a los carapintadas. A Gass lo atendió un capitán y le dijo fríamente: “Senador, dígale a la policía que retire la gente porque, a la primera piedra, abrimos fuego”.
Nos quedamos reflexionando mientras el sol baja lentamente tras la isla Gorriti.
—Dígame, Strassera, qué hubiera pasado, por ejemplo, si en vez de decir “la casa está en orden”, Alfonsín hubiera reconocido “el presidente está solo”. Recordemos que, en toda la República, las plazas se llenaron de gente defendiendo la democracia… Un fenómeno que nunca se repitió.
—Quizá se podría haber dicho de otra manera, pero yo no soy quien para enmendarle la plana al ex presidente Alfonsín. Era tan grave decir que el presidente se veía forzado a dictar este tipo de leyes como no dictarlas.
—¿Y la actual derogación de esas leyes?
—Me parece correcta. Y estoy de acuerdo en que lo haya hecho la Corte Suprema de Justicia y no el Congreso. El Congreso no tiene competencia para anular leyes que dictara anteriormente. Las leyes se derogan. No se anulan. O se modifican o se reemplazan por otras. Esa es la verdadera competencia del Congreso. En fin, eso fue un acto de política barata. La Corte, en cambio, puede decir que las leyes son anticonstitucionales, tal como lo ha hecho.
—¿Usted ve a esta Corte como un tribunal independiente?
—Creo que sí. No estoy de acuerdo con algunos fallos, pero creo que tiene un grado de independencia mucho mayor que la anterior. La anterior fue una vergüenza. Estaba absolutamente sometida al Poder Ejecutivo. Ahora, hay cosas que a mí no me satisfacen, como el fallo en el que señala que los delitos de lesa humanidad sólo pueden cometerse desde el Estado. Y esto no es así. La Argentina firmó el protocolo de Roma, que dice claramente con respecto a esto que “son crímenes de lesa humanidad aquellos cometidos por el Estado o una organización”.
—¿A usted le parece que esto se aplica, por ejemplo, a las FARC colombianas?
Strassera se detiene, pensativo.
—Yo creo que sí. Las FARC son un grupo terrorista y además están cometiendo delitos de lesa humanidad, como secuestros, privación de libertades civiles, muerte de civiles… Además, ¡son narcotraficantes!
Sigue
—Se dan, en el siglo XXI, horribles paradojas. Por ejemplo, recordemos que durante la dictadura argentina un presidente norteamericano, como James Carter, fue un acérrimo defensor de los derechos humanos y, en cambio, bajo la presidencia de Bush nos encontramos no sólo con el oprobio de Guantánamo, sino también con esas cárceles secretas en Afganistán, Polonia y quién sabe dónde más, a las que se llega en aviones ocupados por personas de las que no sabemos nada. En una palabra: desaparecidos. Esto, doctor, infringe cualquier clase de legislación.
—Y es muy grave. Jamás podría haberse imaginado que Estados Unidos mantuviera durante años a toda esa gente detenida sin proceso y sin que prospere un hábeas corpus. Reitero que esto es muy grave, pero esas críticas entran dentro del tipo de justificaciones que hace el presidente Chávez. Cuando mencionamos a alguien como terrorista, Chávez contesta: “¡El terrorista es Bush!”. Y lo que hay que subrayar es que, así hablemos de las FARC como de Montoneros o de esta política norteamericana, es absurdo argumentar algo así como: “Esto es malo pero fulano es peor”. Es una justificación completamente falsa. Nadie sabe dónde están exactamente los rehenes en la selva y nadie sabe tampoco quiénes son los ocupantes de los aviones yanquis que usted mencionaba recién. Es gente prácticamente desaparecida. Espero que un cambio de gobierno en Estados Unidos signifique también un cambio de politica exterior.
—Volviendo a nuestro país, Strassera, ¿qué ocurre con nuestra Justicia? ¿Por qué es tan notablemente lenta?
—Mire, la Justicia es rápida cuando quiere. Creo que el que prostituyó la Justicia es Carlos Saúl Menem. Y lo he dicho en varias oportunidades. Va a costar reconstruirla y el gobierno de Kirchner ha demorado el nombramiento de nuevos jueces aun cuando la presidenta Cristina ha enviado una serie de pliegos. Sin embargo, todavía quedan muchos cargos sin cubrir. No sé qué estarán esperando… ¿Poder colar a algún amigo, quizás? Es cierto, la Justicia es muy lenta pero fíjese usted que, para vergüenza nuestra, la Justicia de la Ciudad de Buenos Aires cuando quiere es muy rápida. ¡Ojo!, no voy a defender a Macri, porque no lo voté, pero la jueza Elena Liberatori apenas tardó 24 horas en dictar un fallo escandaloso que merece un juicio político. ¡Es un prevaricato grande como una casa! Y ahora otro juez, el doctor Gallardo, hace muy rápidamente lugar a un amparo en rechazo de la renovación de 2.400 contratos de la administración municipal presentado por Sutecba. Estos jueces ya nos tienen acostumbrados a estas cosas: ¡cuando quieren ser rápidos, lo son! Gallardo ya clausuró el casino flotante una vez. Lo revocaron… Bueno, o son muy de derecha, como cuando la jueza clausuró la exposición de Ferrari, o muy de izquierda, cuando me dicen que Gallardo tiene una imagen del Che Guevara en su despacho. Son temas escandalosos. Le van a hacer la vida imposible a Macri, olvidando que lo votó más del 60% de los porteños. Pero vuelvo a repetirle, yo no lo voté y, además, he sido defensor de Aníbal Ibarra. Por lo tanto no tengo nada que ver con Macri, pero ¡por favor!
—Ya que hablamos de Macri, ¿no le parece que la oposición se muestra bastante dispersa, desmigajada? ¿A qué lo atribuye?
—A ambiciones personales. Cada uno cuida su quintita. Acabo de hablarle mal de la Justicia, pero si hay algo que da realmente vergüenza es nuestro Parlamento, que se distingue por decirle “¡amén!” al Poder Ejecutivo. No veo, por ejemplo, que se discutan los decretos de necesidad y urgencia que deberían haber tratado.
— Y volviendo a usted, doctor, después de treinta años de carrera judicial…
—…Desde desempeñarme como un empleado de última categoría...
Interrumpe el ex fiscal y vuelve a surgir en nuestro recuerdo el alegato final de la histórica sentencia: “Señores, nunca más…”:
—¿Qué siente un magistrado cuando la historia le depara una circunstancia con estas características?
—Un magistrado debe saber aplicar el Derecho. Y esto no es tan fácil. No hay que ser ningún genio, pero sí hay que tener coraje y sentido común.
—Bueno, es una definición bastante humilde si se piensa en la enorme preparación jurídica que exige un juicio como el de las Juntas Militares…
—Creo que la Cámara Federal que me tocó estaba compuesta por hombres con una sólida preparación científica.
—¿Y cómo repercutió en las familias de ustedes?
—No puedo hablar por los demás, pero algunos, como D’Alessio, tuvieron problemas. Un atentado en su casa, por ejemplo. Por mi parte, no sufrí atentados, traté de apartar a mi familia de mis actividades. Eso sí, mis chicos iban al colegio en un auto con policía por razones obvias.
—Volviendo a las imágenes que se conservan del juicio y de los alegatos de las defensas, quizás el más violento fue el del almirante Massera.
—Sí. Diría que fue hasta amenazante. Sin embargo no creo que nadie se haya dejado intimidar por los dichos de Massera.
—¿Usted cree que aquellos que tienen prisión domiciliaria deberían estar en una cárcel común?
—No podemos pretender que las cosas sean siempre como uno desea. El asunto es que estos hombres están presos. No importa dónde. Tampoco es aceptable la idea del prisionero tipo Conde de Montecristo con una cadena al cuello. Lo que ocurre es que el tema de la prisión domiciliaria se está aplicando mal, porque es facultativa. Se supone que se aplica en los casos de personas que están enfermas y no tiene por qué ser automática al cumplir 70 años. Tampoco creo que, por un tema de seguridad, estos presos deban ir a cárceles comunes en las que pueden ser agredidos. Tienen que estar en un lugar separado de los presos comunes y el Estado debe velar por la gente detenida cualquiera sea el motivo de su prisión.
Y mientras las embarcaciones vuelven lentamente de su jornada de pesca, se hace un silencio en la playa del atardecer.
—¿Cómo se siente alguien que ha sido parte de la historia?
—Yo me siento muy bien. Ahora, cuando me dicen que soy parte de la historia, les digo: “¡Cuidado!”. También Nerón es parte de la historia. Pero, seriamente, estoy bien. Me he jubilado, ejerzo la profesión. En un primer momento extrañé la función. Ahora ya no.
—¿Nunca habló personalmente con los ex comandantes durante el juicio?
—No. Los jueces de la Cámara sí tuvieron entrevistas personales, pero cuando terminé mi alegato recuerdo que Videla seguía leyendo un libro religioso, como lo había hecho durante todo el juicio, y que Viola, en cambio, se dirigió al público que aplaudía la sentencia y les gritó: “¡Hijos de puta!”.
http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0231/articulo.php?art=5547&ed=0231
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